EL DISPUTADO VOTO DEL SEÑOR CAYO – Miguel Delibes

El disputado voto del señor Cayo«Hemos ido a redimir al redentor»

Como dijo un jesuita, días después del atentado y asesinato de Carrero Blanco (20 de Diciembre de 1973),  «al principio sólo escuche un ruido sordo, como un taponazo». Sin quererlo, este religioso había elegido el símil perfecto para indicar cómo fue aquel comienzo de la transición española, un auténtico chupinazo que inauguraba una década que año a año no dejaba tregua al ciudadano medio con cientos de noticias pareciendo que tras una época de encierro las puertas del mundo se abatieran sobre los destino del país. Y así fue pasando el tiempo, hasta el año 1977. Aquella fecha, que iba a ser crucial para todos, parecía en un principio abocada al desastre. A principios de años se habían perpetrado el asesinato de los abogados laboralistas en Madrid a manos de unos pistoleros de extrema derecha, hecho que estuvo a punto de volver a provocar una quiebra de la débil paz que había en esos momentos. Y unos meses después, en marzo, se produjo el mayor accidente aéreo comercial de la historia cuando dos Boeing 747 se estrellaron uno contra el otro en el aeropuerto tinerfeño de Los Rodeos, muriendo un total unos 582 personas. Todo indicaba que aquel año iba a ser desastroso, pero entonces llegó el 15 de junio y en aquel día se iba a conseguir que los españoles volvieran a votar en unas elecciones generales tras cuarenta años de dictadura franquista. Aquella fecha se inscribió en la Historia de España con letras de oro. 

Puede parecer que esto ocurrió hace pocos años, y que en una página web de historia no tenga mucha cabida al ser una fecha contemporánea, pero para la historia de nuestro país significó un salto adelante que nos igualaba a las demás democracias europeas. Algunos nacimos en esos años, y aunque no pudimos votar por ser todavía chiquitines muchos de los que sí pudieron hacerlo todavía recuerdan aquel día con cariño y con una pizca de orgullo en los ojos. Recordemos que esto paso hace treinta y ocho años; creo que la gran mayoría de los que leen esto ahora mismo son hijos de aquel siglo XX que se nos fue, siglo de hierro y fuego, e igualmente hijos de la misma democracia de la que tanto se habla ahora. Como he dicho, aquellas elecciones fueron en otro siglo, ahora tan lejano y borroso en el tiempo. Así que para recordarnos como fue aquel tiempo, en el que el color predominante era el gris de los uniformes, el marrón de las rebecas, y el negro de las barbas contestarías, el difunto Miguel Delibes escribió un año después de las elecciones generales, y tras tres años de silencio después de la muerte de su esposa, El disputado voto del señor Cayo.

La novela arranca en Burgos, en medio de la vorágine de la campaña electoral. Las calles están llenas de panfletos tirados por las aceras y las calles. En las paredes, los distintos partidos políticos juegan a la denominada «guerra de carteles» (de cuando los carteles se pegaban con engrudo en cualquier superficie), pugnando unos con otros para que se vea la cara de sus representantes. Son días de mucha tensión, y eso lo percibe uno de nuestros protagonista, Víctor Velasco, más conocido entre los suyos como V.V, cuando sube a las oficinas centrales del Partido (sobre el que Delibes no nos comunica cuál es, aunque se presupone que es el Partido Socialista, comandado en ese momento por Felipe González, alias Isidoro, y su pareja política: el siempre esquivo Alfonso Guerra). Allí, en un ambiente de locos, llamadas telefónicas de última hora desde Madrid, humo de cigarros Fortuna y Bisonte, e introducción de papeletas en sus correspondientes sobres, Víctor, que se presenta a futuro diputado, se entera de que ha de hacer un último viaje a diferentes pueblos de la provincia para rebañar votos. Lo mandan al norte de Burgos para, por un lado, dar una arenga final y, por otro, comprobar si todavía queda alguien viviendo en aquellas zonas a la que convencer de que les den su voto. Acompañado de otros dos compañeros, el joven Rafa y la inteligente y muy atractiva Laly, recorren diferentes pueblos hasta que llegan a uno en concreto, Cureña, donde curiosamente solo viven dos habitantes. Uno, el señor Cayo, alcalde de la localidad, y “el otro” del que no se tiene noticia en toda la novela y que es su mortal enemigo. Como nota anecdótica este pueblo no existe, solamente se trata de una de las capitales imaginarias del “mundo Delibes”. El pueblo que más se le asemeja es Cortiguera. Allí  nuestros protagonistas intentan convencerle al principio de sus propuestas, pero ante el asombro de todos ellos, se dan cuenta que han ido a vender sus ideas modernas a un hombre autosuficiente que no necesita nada. La tierra de sus huertos y el agua de sus ríos le dan la vida que necesita. Sin saberlo han ido a «redimir al redentor».  Aquel viaje cambiara la vida de todos ellos. Sobre todo de Víctor Velasco.

A simple vista esta novela de Miguel Delibes puede parecer que no aporta mucho a la Historia. No hay batallas, ni excesivos hechos históricos ni figuras de renombre que deslumbren con su aureola de eternidad. Pues he decirle a quien lo piensa que se equivoca de punta a punta pues esta novela tiene muchos puntos de vista que la hacen merecedora de entrar por la puerta grande de la Historia de España. En primer lugar el año en que se centra y en los hechos que narran los protagonistas. Mediante sus palabras nos hacen una visión de conjunto de cómo está España en aquellos años de transición: el paso de la dictadura a la democracia; y los diferentes partidos políticos que tienen posibilidades de ganar: UCD (Adolfo Suárez), Alianza Popular (Manuel Fraga), Partido Comunista (Santiago Carrillo), o PSOE (Felipe González)… Todo ello lo podemos apreciar a través de los diálogos, que a veces parecen tan directos que podemos pensar que estamos leyendo una obra de teatro más que una novela. La acción es directa y las descripciones bellas y en algunas ocasiones un tanto poéticas. Como decía a través de las palabras observamos como Víctor, Laly, Rafa o incluso Cayo pueden ser iconos de cómo era aquella España y cuál era la actitud de los españoles en esos momentos. Víctor es el político correcto, sabio, y que tiene una visión del país integradora, muy al estilo Fernando de los Ríos, mientras que Rafa, al ser más joven, es impulso, pragmático, un bont vivant, que desconfía de todo aquello que no sea moderno, como Cayo. Laly por otro lado sería la mezcla de ambos con un tinte de neofeminismo que desea que la mujer salte el foso de la desigualdad existente y tenga libertad de pensamiento y acción.

Asistimos por tanto a uno de los problemas más grandes que ha tenido este país a lo largo de los siglos: el problema de las dos Españas. Pero no en cuestión de ideologías, sino la lucha sempiterna entre el campo y la ciudad. Los tres políticos que se acercan a Cureña y alrededores se sorprenden al principio de encontrarse el pueblo abandonado. Los campos desiertos, las casas derrumbadas y las iglesias con los ventanales reventados y la hierba creciendo en la espadaña sacra. La visión del único habitante, Cayo, y las historias que cuenta de la despoblación venida desde los sesenta, hace que Víctor, Laly, y Rafa vean de primera mano la terrible desgracia de la emigración a las capitales. El mundo se ha hecho moderno, no necesita de tierras y labradores pero en cambio demanda trabajadores para las fabricas de las grandes capitales.  Es por ello que al intentar convencer al señor Cayo de que debe votar el día 15, y hablarle de que debe decidir su futuro, éste sienta asombro al ver que le hablan de cosas que él no necesita, y ante el argumento de que ellos están con los pobres, nuestro buen labriego les conteste: «Yo no soy pobre». «Aquí hay tierras para todos». Como dirá finalmente Víctor: «¿Qué será de España cuando nadie sepa para qué sirve la flor del sauco?». El señor Cayo, por tanto, no necesita ese nuevo mundo moderno, y no tiene necesidad de políticos ni de palabras huecas. Es como una especie de dios en sus tierras.

Así pues les animo a que paseen de la mano del señor Cayo; que con a sus discursos no solo aprecien lo sencillo y bucólico de la vida rural, sino que a través de sus palabras, que son las de Miguel Delibes, aprendan como era aquella España del 77, tan lejos en el tiempo pero tan cercana en esta época de votaciones y nuevas revoluciones sociales. Es por ello que cuando tengan dudas sobre a quién votar en las elecciones, háganse esta pregunta: ¿Qué haría el señor Cayo?

[tags]Miguel Delibes, transición española, democracia, franquismo, novela[/tags]

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8 comentarios en “EL DISPUTADO VOTO DEL SEÑOR CAYO – Miguel Delibes

  1. Nausícaa dice:

    Fantástica reseña de una novela no menos fantástica. Esta sí debería ser de lectura recomendada en los institutos, y no ciertas cosas que les hacen leer. Leí la novela hace muchos años, poco después de su publicación, y luego, un par de veces más. Creo que es el momento de volver a disfrutarla, o al menos, tu reseña ha hecho que me apetezca mucho.

  2. Balbo dice:

    Gracias ;-)
    Sí. Coincido contigo en que debería ser de lectura obligatoria, pues verdaderamente este libro es todo un documento histórico de cómo fueron aquellos años. Hay momentos y hechos de la novela que si se los explicas a un chaval de ahora mismo se queda con la boca abierta. Es curioso, pero leyéndola también me siento un poco viejuno.

  3. ARIODANTE dice:

    Reseña muy oportuna, Balbo. Enhorabuena.

  4. Caballero dice:

    Bienvenido Delibes a estas páginas y de la mano de uno de sus mejores reseñadores. Fantástica reseña, Balbo y, como dice Ariodante, muy oportuna. Ya había notado yo la ausencia del genio vallisoletano por lo que me di a la tarea de leer: «El hereje». Novela que tengo en las manos y que espero reseñar. Yo también soy de la época, del inolvidable 78. Así que por la época, el autor y el tema… no hay excusa para no empezar a leerlo antes de diciembre… ¡¡qué miedo!!

  5. lantaquet dice:

    Muy muy muy buena reseña Balbo. Imprescindible obra que no recordaba así… Jijiji

    ¡Bien por Balbo!

  6. Urogallo dice:

    Coincido con Ariodante: Bien está que las reseñas sean buenas.

    ¡Pero que grande si son oportunas!

  7. Blackdolphin dice:

    Simplemente informar por si alguien esta interesado en este libro, se puede encontrar también en formato minibolsillo, en Austral básicos a 2’95€.

    Hasta otra…

  8. Urogallo dice:

    Más económico imposible

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