EL ORO DEL REY – Arturo Pérez-Reverte

EL ORO DEL REY - Arturo Pérez-RevertePoderoso caballero es don Dinero.
Francisco de Quevedo (1580- 1645)

Cuando Cristóbal Colón, en 1492, descubrió el nuevo continente que en un futuro no muy próximo fue bautizado erróneamente como América gracias a Martín Waldseemüller, creyó entrever el Paraíso, la añorada tierra de Cipango y Catay donde con solo dar una patada al suelo ya fructificaban las tan valiosas especias por las que suspiraban todos los reinos de Europa. Pero encontró algo que no se esperaba: La Codicia personificada en la aparición de un metal dorado, el oro. Un metal que marcó a partir de ese momento histórico el rumbo que tomaría la política tanto nacional e internacional de un país, España, llamado a convertirse en el mayor Imperio del momento y que se haría temer y respetar durante dos siglos a base de hazañas, glorias y hierro.

Alguien que ya haya leído anteriores reseñas mías sobre las novelas del Capitán Alatriste, y que por un casual no haya leído ninguna de las tres anteriores novelas (Las Aventuras del Capitán Alatriste, Limpieza de Sangre, o El Sol de Breda) se extrañará de que haya comenzado esta humilde reseña de la cuarta novela de la saga del Capitán Alatriste, El oro del Rey, escrita por Don Arturo Pérez-Reverte, remontándome a lejanas fechas temporales, nada más ni menos que a finales del siglo XV. Pero en mi descargo, carísimo lector, decirle que no se ha de asustar, ya que esta nueva entrega de nuestro héroe cansado por excelencia, tiene un punto en común con tan desdichado metal que fue gloria y tormento de tan brillantes años que llego incluso a intitular una época tan épica: El Siglo de Oro.

Antes de pasar a la trama y nudo gordiano de la obra de la que trato en estos momentos, no nos hemos de olvidar del artífice de la obra, del autor que alumbró todo un mundo literario que hacía tiempo estaba un poco empañado por el paso del tiempo y del olvido: Don Arturo Pérez-Reverte. (Cartagena, España, 1951). Fue curtido reportero en numerosas guerras y batallas, arriesgando su vida en lugares como Chipre, Líbano, Eritrea, el Sahara, Malvinas, El Salvador, Nicaragua, Chad, Libia, El Sudan, Mozambique, Angola, Túnez… Un buen currículum. Y es autor de numerosas novelas que quedan inscritas dentro de nuestra literatura, El Maestro de esgrima, La tabla de Flandes, El Club Dumas, Territorio Comanche o La Piel del Tambor, entre otras, junto a su temprana labor de reportero ejercida en periódicos como Pueblo o desde 1991 escribiendo semanalmente un artículo (Patente de Corso) en ABC, cual Larra actual. Pero el gran salto dentro del panorama literario español y mundial lo dio el autor publicando en 1996, con el primer libro de la saga de Alatriste: El Capitán Alatriste. Este reto del autor de enseñarnos de nuevo ese mundo del Siglo de Oro a través de este espadachín a sueldo siguió en años posteriores con libros como Limpieza de Sangre (1997), El Sol de Breda (1998), El Oro del Rey (2000), El caballero del jubón amarillo (2003), y por el momento Corsarios de Levante (2006). Y después de un breve lapsus nuestro literato, como le gusta que le llamen y no historiador, a rebufo de los fastos de la Guerra de Independencia, nos enseñó con su excelente pluma, aspectos de aquella contienda que al igual que la saga de Alatriste teníamos olvidados en nuestra Historia con novelas como Cabo Trafalgar, Un día de Cólera o El asedio.

No crean que me he olvidado de hablarles del argumento e historia de esta novela, pero es bueno siempre recordar al ingenio que hay detrás de toda obra maestra. Los lectores más avezados, aquellos que han seguido lo pasos de nuestra espadachín a sueldo, que no han dejado de rastrear el sonido de su espada por el apabullante y babilónico Madrid de los Austrias, no olvidaran que Alatriste e Íñigo y todos sus valientes compañeros, soldados bravos de los Viejos Tercios de Flandes, se encontraban enfangados en las duras trincheras frente a una correosa y altiva Breda (1625). Ahora, el autor de esta nueva entrega, cual Diablo Cojuelo que sobrevuela los sueños nocturnos mostrando destinos, hace que volvamos a ver a nuestro protagonista camino de Flandes a España tras ser licenciado «temporalmente» de los duros campos de batalla europeos. Recala en las doradas arenas de Cádiz y posteriormente en Sevilla con la intención de volver a su hogar (si alguna vez ha tenido un hogar), a La Taberna del Turco, en Madrid. Pero allí, en la capital de Monipodio, Alatriste va a encontrase con viejos amigos y enemigos, y con una misión especial, venida de las mas altas instancias reales… interceptar y aligerar de su preciosa carga un barco, El Niklaasbergen, venido del Norte de Europa. De nuevo, el destino de nuestro héroe viene a su encuentro, pero en este caso no es la gloria militar, ni la salvación de su alma. Es un destino dorado… El Oro del Rey.

Nuestro Capitán se encuentra de nuevo en España, ha vuelto de la guerra sin distinciones pero con el orgullo de todo soldado español que ha luchado por su Rey. Esta vez lo hará en otro tipo de campo de batalla más oscuro, afilado y traicionero que los que ha dejado en las heladas tierras de Flandes. Me explico. Don Arturo Pérez-Reverte en su afán divulgativo, que no hemos de olvidar que es uno de los motores fundamentales de toda la saga de novelas, utiliza a Alatriste para que a través de su óptica de fiel milite, observar otra de las características históricas que rodean al Siglo de Oro español. En este caso Don Arturo nos acerca cual cicerone al mundo Oceánico, a Sevilla y la zona sur de la provincia de Cádiz, al emocionante y peligroso mundo de la delincuencia y pillería que en esa ciudad de las Españas imperiales, Sevilla, era ley y necesidad, y la corrupción gubernativa que también era pan de cada día de taimados funcionarios en los que el unte de manos era esencial para que los piñones de la complicada maquinaria de los Austrias funcionase. Unos robaban por necesidad, y tenían que esconderse en las frescas arcadas de las iglesias sevillanas, mientras que otros robaban con más delito y alevosía sólo para enriquecerse en beneficio propio y minar la honra del Imperio Español.

En un primer punto este libro acerca, sobre todo al lector más novato en asuntos del siglo XVII, al mundo del Comercio Transoceánico entre America y España. Sevilla es en esos momentos el puente y lanzadera que conduce a América y es a la vez la receptora de todos los productos que llegan de tan lejanas costas: frutas exóticas, hortalizas, y sobre todo oro, el insaciable oro, hijo de Midas. Sevilla se levanta como faro para que funcione ese comercio y para que funcione toda la maquinaria imperial. A través de la Casa de Contratación (1503) se reparte toda la riqueza y se hace llegar a todos los rincones no sólo de España sino también de toda Europa. Por tanto Sevilla en este siglo XVII creció no solo en extensión, sino también en importancia sociopolítica. Don Arturo Pérez-Reverte nos muestra a través de esta ultima aventura la importancia del comercio americano y su influencia en las altas esferas, que desgraciadamente se convierte en un autentico cedazo por donde se filtra y pierde toda esta riqueza en corrupciones y aventuras militares infructuosas. El crecimiento de esta ciudad conllevo no solo un crecimiento económico grande para Híspalis sino también un crecimiento poblacional fuerte desde el Siglo XVI. El convertirse en centro de ese comercio americano, que será desbancado dos siglos después por Cádiz en época de los Borbones, hará que a esa ciudad lleguen y crezcan todo tipo de personas desde las más humildes, a las más encopetadas, y desde las más legales a las más delictivas. A través de los ojos de nuestro honrado mílite, veremos pasar toda una colección de personajes representativos del hampa sevillana, que en muchos aspectos nos recuerda, y posiblemente sea un homenaje del autor a los grandes pícaros y ladrones que pululan por las obras de los grandes escritores del Siglo XVII como por ejemplo Cervantes con su Rinconete y Cortadillo en su Patio de Monipodio; o Quevedo con su obra maestra El Buscón, donde da una larga lista y describe con sobrenatural pluma a los ladrones, picaros y coimas de Sevilla.

Uno de los aspectos que destacan con luz propia en este libro y llega a convertirse en tema central de la obra es la corrupción que destruye la política española del XVII. En toda esta aventura, el aligerar de peso aurífico a un barco para que pase a manos de terceros y caer en el olvido funcionarial para enriquecer a unos pocos, hace que sobrevuele por toda la novela un espíritu de inquina y decadencia del que el lector no se puede desprender. Alatriste y sus compañeros se dan cuenta también de esa corrupción, que no solo oxida y corrompe a los funcionarios y altas instancias del gobierno, sino que también llega a afectar al rendimiento y productividad de España y su Imperio. Aun así, Alatriste, de manera estoica, no entran en la valoración subjetiva de estos aspectos sociopolíticos, aunque a veces le aguijonee la conciencia el poner su noble espada al servicio de tan degenerados gobernantes. Aquí es donde se cumple la premisa histórica que más ha marcado la Historia de España desde el principio de los tiempos: Que buen vasallo si hubiese buen señor.

La novela, a pesar de tener este último aspecto tan triste, la corrupción sin límites de un imperio que caminaba con paso seguro hacia su decadencia pura, nos depara todo tipo de aventuras sin abandonar el género folletinesco. Lances a espada desnuda, diálogos bravos y valientes, asaltos nocturnos a barcos difíciles de tomar con el agua a la cintura y puñal en la boca mientras el brillo de la luna ilumina una borda con visos de traición en el aire… Todo un despliegue de emociones sin límites que a ritmo de duelos y pasiones a raudales hace que el lector se sienta enganchado a esta obra maestra del género histórico titulado El oro del Rey.

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43 comentarios en “EL ORO DEL REY – Arturo Pérez-Reverte

  1. Xeo dice:

    Corríjeme si me equivoco, Balbo, pues hablo de memoria y la tengo muy mala, tengo en posesión tres libros de la saga y éste no es uno de ellos. Me parece que es en esta novela donde por primera vez la imagen del Capitán Alatriste que nos transmite Ïñigo se vuelve más humana, más adulta, destacando algunos de los rasgos más oscuros que tiene Alatriste, mientras que en los libros anteriores me daba la sensación que el capitán era para Íñigo un semidios, desde la imagen que puede captar un joven casi niño de un adulto que lo acoge y lo protege. Hace referencia a lo que ocurre al final del asalto y al reproche que le hace, sin mencionarlo, Íñigo a Alatriste sobre sus amigos en el que al capitán casi se le van las manos. Pero igual ando algo confuso con los recuerdos que también tengo de la película, no estoy seguro de que en la novela sea exactamente así.

  2. Antígono el Tuerto dice:

    Creo Xeo que eso aparece en la siguiente novela de la saga El Caballero del Jubón Amarillo; en El Oro del Rey Íñigo todavía admira al capitán.

  3. Vorimir dice:

    Bueno, si mal no recuerdo, ya en el Sol de Breda, tras el incidente en el molino con el holandés al que Alatriste remata por piedad e Iñigo lo malinterpreta se distancian. O eso creo recordar.

    Por otra parte, reseñón de Balbo (en todos los aspectos). La saga de Alatriste tiene un reseñador a su nivel.

  4. Balbo dice:

    Efectivamente, en este cuarto libro Iñigo deja poco a poco la niñez y empieza a darse cuenta de cosas que antes se le pasaban por alto. Empieza a ver un mundo nuevo menos lucido y más corrupto. Alatristite poco a poco ya no es la figura paternal que antes fue, sino una especie de socio al que ayuda. Ahi un momento en el que Quevedo le dice a Alatriste que este trabajo va a ser complicado y que no sabe si van a salir bien parado con dos pares de manos, e Iñigo le contesta que el también esta ahi y que puede ayudar. Asistimos al despertar de la madurez de Iñigo. E incluso hay veces que se le sube un poco a la cabeza. Fijate si aqui Iñigo empieza a ver el reverso más oscuro del Imperio junto a los lados más brillantes, no te cuento en el sexto como andan Alatriste y él. Casi llegan a las manos. De verdad.
    Iñigo empieza a madurar y eso es bueno pues enriquece mucho a la historia y a los personajes, ricos ya de por si. Pero esta entrada en la madurez no solo afecta al propio Iñigo sino tambien a su inseparable Alatriste, pues hay momentos en que no sabe como tratarle, si de rapazuelo o de hombreton con pelo en pecho.
    Te gustara, ya lo veras :-)

  5. jerufa dice:

    A mí esta novela me encantó. Tiene un cierto regusto a relato de piratas.

  6. Xeo dice:

    Gracias compañeros, gracias Balbo, he leído todos los libros de la saga pero no los recuerdo bien. Los que no tengo no es por nada, me gustan todos, simplemente compré o me regalaron los que tengo, los otros los leí a través de la biblioteca. Igual compró los que me faltan con la colección de El País. El Oro del rey lo estoy buscando para releerlo por encima, lo he buscado por internet pero en la página habitual que consulto no soy capaz de hallarlo y en google tampoco he sido capaz. Supongo que estará en emule u otros pero nunca los utilizo. Y el problema es que ví hace poco la película y eso confunde aún más mi memoria.

  7. Libros dice:

    Suena ideal para comenzar a leerlo esta semana, en la que se cumple un nuevo aniversario del descubrimiento de América.

  8. Inquisidor dice:

    Literatura basura, otra más, por parte de Reverte. Este hombre, que tanto presume de leerse libros enteros para plasmarlos en una sola frase (declaración literal) se le va demasiado la cabeza a la hora de escribir. Pienso que, si esto es lo mejor que se puede escribir, vamos muy mal.

    Arturo Pérez es una persona demasiado egocéntrica con un gran afán de protagonismo. Casi es posible ver como se identifica fuertemente con su personaje. Es una persona que ataca a todos y todo, disimulandolo en «grandes preocupaciones por España» y cosas por el estilo.

    Y encima ocupa un sillón en la RAE, que Dios nos pille confesados.

  9. farsalia dice:

    Es el último volumen de la saga Alatriste que leí y no me desagradó, pero aunque tengo los dos títulos siguientes en la estantería cogiendo polvo y pendientes de leer, quedé algo saturado del personaje. Quizá algún día siga con la serie, pero hoy por hoy Alatriste (y Pérez-Reverte) me aburren.

  10. Balbo dice:

    A una persona, Señor Inquisidor, le puede gustar más o menos un libro, más o menos una tematica, o más o menos un autor. Se puede expresar la desaprobacion que le produce un tipo de literatura, claro que si, ademas es esencial tener distinto puntos de vista… pero siempre desde la elegancia y las buenas normas de educacion.
    Señor Inquisidor, no debe, es mi humilde punto de vista, llevar su rencon más intimo y profundo que tenga con el autor, a la generalizacion más extensa. Al calificar de literatura basura los escritos de Arturo Perez-Reverte, insulta no solo al autor, sino tambien a los cientos de miles de personas que se han leido este libro. Se pasa de llamar basura a un autor a llamar basura a todos los lectores incluido a mi.
    No voy a entrar en sus provocaciones e insultos por que no merece la pena. Pero por favor… un poco de educacion, gracias

  11. JJSala dice:

    Éste y «El caballero del jubón amarillo» son los que menos que han gustado.

    Aún así, considero que toda la saga vale la pena leerla.

  12. Xeo dice:

    Eso, eso, Inquisidor, propongo que a don Arturo se le queme en la hoguera junto con todos sus libros dispuestos a sus pies, comenzando a arrimar el mechero a Limpieza de sangre, y añadir el sillón ese de la RAE hecho astillas. Menuda fogata. Aunque igual Dios amaña una tormenta y con el aguacero se estropea el espectáculo, que no te puedes fiar ni de lo más sagrado.

    Farsalia, aunque no tengo ni mucho menos tu bagaje literario, he de decir que disfruté muchísimo con las dos novelas que dices que tienes pero no has leído (lo digo, Inquisidor, en un sentido malévolo, claro, disfruté al acabarlas para poder pensar qué terrible sería que nuestra juventud se viera atraida por semejantes lecturas). La personalidad o el carácter del autor que se puede percibir por sus demostraciones públicas, si te digo la verdad, es lo que menos me importa.

  13. farsalia dice:

    No confundamos, Xeo, y convirtamos el hilo (otra vez, jejeje) en un Pérez-Reverte sí / Pérez-Reverte no: cuando me refiero que me aburre, es literariamente. Su personalidad no me aburre, me cansa, que es distinto y es entrar en otros vericuetos, jejeje.

    Por otro lado, la intervención de Inquisidor no me parece tan fuera de tono, tampoco os paséis: dice que le parece basura, poco más. Podemos estar más o menos de acuerdo con su opinión, pero sentirnos aludidos porque considera que la novela le parece basura es algo exagerado…

  14. Balbo dice:

    Farsalia, a mi lo que me molesta es ese tono insultante, entrando exabruptamente, calificando la obra de basura que utiliza el señor Inquisidor. Hay que darse cuenta que el buen tono literario y humano siempre ha sido el tono de esta santa pagina. La educacion por encima de todo. Hemos discrepado de libros, de formatos, de estilos… y cuando llegan los Perez-Reverte siempre sube un poco el tono, pero nunca nunca nunca nadie ha calificado una obra de basura. Y creo que por dos razones basicas: a) es un insulto a la persona que se ha tomado el tiempo para reseñar el libro, amen de que le haya gustado; y b) es un insulto general considerando que quien haya leido esta obra u otras de Don Arturo son basura por leer basura. Se pueden hacer las cosas con elegancia: «no estoy de acuerdo con tu reseña», «no me ha gustado la novela de la que hablas» etc… pero nunca entrar con descalificaciones de grosso modo como un elefante en una cacharreria.
    Yo sé, Dios me libre de pensar lo contrario, que ha mucha gente no le gustan ni los libros ni Perez-Reverte. Ademas me parece bien por que animan el debate. Pero un debate es una confrontacion de datos entre varias personas con educacion, no una lucha a muerte a destruir al contrario en plan Salsa Rosa. No me siento ofendido por que haya atacado foribundamente a Don Arturo, sino en la manera tan chabacana en como lo ha hecho.

    Balbo Dixit.

  15. farsalia dice:

    Es que sigo sin ver el tono insultante y la falta de educación… Y está en su derecho de decir que le parece basura la obra de Pérez-Reverte, como otros de opinar lo contrario, e incluso otros de decir que ni lo uno ni lo otro.

    Y lo de que por leer la obra de Pérez-Reverte somos basura es muy exagerado por tu parte, porque es generalizar. Todos leemos basura, en mayor o menor medida, ¿o acaso los que leen a Dan Brown son basura, por esa regla de tres? ¿Generalizamos también?

    Yo no trato de defender a nadie, pero me da que si no se tratara de Pérez-Reverte y de su obra, sino de otra «basura», no estaríamos hablando de esto…

  16. Balbo dice:

    A no no no… con cualquier otro libro o autor opinaria lo mismo. Lo juro por Conan y Subotai. Las formas de el señor Inquisidor no han sido elegantes.

  17. farsalia dice:

    No han sido nada del otro mundo, lo cual no es un mérito por su parte, pero la reacción me sigue pareciendo exagerada… e inmerecida si uno no está de acuerdo con lo que dice.

  18. Antígono el Tuerto dice:

    «convirtamos el hilo (otra vez, jejeje) en un Pérez-Reverte sí / Pérez-Reverte no»
    Que es precisamente en lo que esta degenerando ;-)
    ¿Qué tendrá Pérez Reverte que despierta tantas filias y fobias?
    A mí si me gustó El Oro del Rey, no tanto el Caballero del Jubón Amarillo que me pareció totalmente precindible (sin embargo Corsarios de Levante es mejor que el Oro y el Caballero).

  19. Balbo dice:

    Ahhh Corsarios de Levante… esa excelente remembranza de Alonso de Contreras… :-)

  20. Xeo dice:

    Pérez-Reverte, sí. Hala. A mí esa bala. Y no me calentéis, no me calentéis…

  21. Xeo dice:

    ….como diría Fray Emilio Bocanegra

  22. Inquisidor dice:

    Bueno, pido disculpas a los que se hayan molestado por mi opinión anterior. No quería transformarla en un ataque a los admiradores de Arturo Pérez, ni mucho menos al autor de esta reseña.

    Cuando señalo que se trata de «literatura basura», trato de hacer una comparación con lo que es la comida basura. La expresión en inglés es «fast food»; en mi opinión anterior quería usar esta idea para opinar sobre esta obra en particular. Quizás debí incluir las comillas, lo siento por eso.

    Porqué no me gusta esta obra ni ninguna de la saga de Alatriste en general. Porque el autor hace unas descripciones acordes a sus puntos de vista, saltándose muchas veces lo que debería tomarse con perspectiva histórica. Habla de las expulsiones de los musulmanes y propone aplicarlas hoy día. Habla de España como nación en esos tiempos más de cien años antes de las Guerras Napoleónicas y el auge de los nacionalismos europeos. La descripción del personaje, insisto, es claramente un retrato del mismo Arturo, casi casi contando sus batallitas ficticias. Toda la obra presenta una relación entre soldados y nobleza casi directa, impensable para la época. Lo que escribe Don Arturo no es novela histórica, es ciencia ficción, por lo retorcido de la visión sobre aquella época. En otras novelas suyas no da mucho más. «La sombra del águila» refuerza mi opinión como literatura basura, o «El maestro de esgrima» (y esta no es una de las peores).

    Don Arturo, como personaje público, tampoco merece mis alabanzas. Es marrullero como nadie, cayendo fácilmente (esta vez sí, no como yo arriba) en un lenguaje soez, torpe e infantil (bajo mi punto de vista). Es una persona que opina que en España nos encanta matar gente y que deberíamos cambiar esto para, a renglón seguido, decir que deberíamos haber hecho como los franceses y haber puesto una guillotina en la Plaza Mayor de Madrid, para cargarnos al clero y a la aristocracia. Una opinión, perfectamente contrastable, en la que directamente ha abogado (o al menos alabado) por la época del Terror de la Revolución Francesa. Y todavía habrá gente que le defienda. A parte de atacar a cualquier cosa que sea del “establishment” español (y presentarse como gran patriota a la vez), que alguien me diga por favor qué novela suya debo leer para apreciar ese estilo narrativo que le ha hecho merecedor de una letra en la RAE. Porque mira que después de haber leído algunas de sus “grandes” obras, sigo sin encontrarlo. Quizás, lo más probable, es que mis gustos literarios sean muy poco refinados y que mis sospechas sobre un “empujón” de su editorial sean sólo ridículas teorías conspiratorias.

    De hecho, animo a que nadie tome en serio esta opinión, porque seguramente sean cosas mías.

  23. Xeo dice:

    Esperaré con mucho gusto, y lo digo en serio, una reseña o una recomendación que nos indiques que todos podamos disfrutar si no lo hemos hecho ya. Ya sabemos algunos títulos que te parecen nada recomendables. Ayúdanos a comprender tus gustos en sentido positivo y a compartir los nuestros contigo sobre los que señales, si es menester. En muchos apartados del foro puedes hacer enriquecer los hilos opinando sobre libros que te gusten y que no te gusten. Y sobre muchas cosas más, supongo que ya lo habrás observado.

  24. Akawi dice:

    A mí me parece que sí, que son cosas tuyas.

    Todos los escritores tienen obras mejores y peores, no iba a ser A.P.R. diferente.
    Yo he leído varias y me han gustado, destaco Un día de cólera.
    Tampoco encuentro en tus razonamientos que lleves razón sobre lo que opinas de su persona.

    ¡En fin! Cada uno que opine lo que guste.

  25. jerufa dice:

    Yo reseñé en su día El Club Dumas. A mí me gustó ¿La has leído?

  26. jerufa dice:

    Además, cuando leo a APR intento desligar la persona del autor. La noche y el día, desde mi punto de vista. Inaguantable como persona, egocéntrico como él solo, ombligo del mundo, chusma de público inculto. Vale, se le ha subido la fama a la cocorota, pero si luego escribe bien…habrá que aceptarlo. Indudablemente vende y sus novelas no son códigosdavinchis. Tienen alma y retratan – a mi entender- las costumbres y usos de la época. A mí me gustan ¿No será que el árbol a algunos no les deja ver el bosque?
    Por hacer un símil, a mí que me encanta la F1, me entusiasma que el Hamilton ese se parta los cuernos en una curva, pero…no dejo de reconocer que en el fondo es un pedazo de piloto. Sin él, las carreras no son lo mismo. Pues lo mismo pasa con APR. ¡Ea, a juí!

  27. Antígono el Tuerto dice:

    «que alguien me diga por favor qué novela suya debo leer para apreciar ese estilo narrativo que le ha hecho merecedor de una letra en la RAE.»
    Pues precisamente las de Alatriste, ya que el asiento en la RAE se lo dieron por «captar y plasmar la verdadera habla de las germanías del pícaro español por antonomasia».
    Alatriste es lo mejor de Pérez Reverte, por otro lado algunas novelas suyas como Un Día de Cólera no me gustaron nada…demasiado nacionalismo de sal gorda y mucho Typical Spanish navajero, casi podía ser una versión de Tom Clancy de España.

  28. Urogallo dice:

    Te ha perdido el atractivo de hacer una buena frase Antígono. Te perdono, a mí me pasa cada cinco minutos. Pero te ha pasado forzando la comparación.

    El libro no está mal, pero yo no soy tan crítico con lo de la corrupción, sinceramente. Era moneda común en todos los países por la época. Por ejemplo, cuando Gondomar logró diez años de paz con Inglaterra solo a base de «untar» a los nobles. Poniéndonos «Quijotescos» recuerdo a un autor que citaba el Quijote como base de que la sociedad española era menos pobre, menos corrupta ( El miedo de Sancho a la Santa Hermandad) y más rica y satisfecha de sí misma de lo que hemos llegado a creer.

    Novela más que entretenida, pero me parece de las de «relleno» de la saga, vamos, para matar el tiempo hasta «Corsarios de Levante» :D :D :D

  29. Antígono el Tuerto dice:

    La corrupción en la administración, el ejército y el gobierno era moneda común de todos los estados desde los faraones hasta la Revolución francesa; de hecho la corrupción era la norma y no se veía mal; sólo con la llegada de la revolución liberal del XIX esto cambió.
    Lo de la buena frase no lo he entendido…supongo que será por Tom Clancy (y eso que La Caza del Octubre Rojo me gustó).

  30. Urogallo dice:

    El nacionalismo Clancyano en versión Revertiano.

    Yo le veo a veces más de tipismo local que de nacionalismo. Yo creo que es más descriptivo que glorificador.

  31. Soldadito Pepe dice:

    «Batallitas ficticias»… «Propone hoy día expulsar a musulmanes»(?)… «Impensable para la época(?)… «Lenguaje soez, torpe e infantil» (¿en los Alatristes?)… etc… Dice Inquisidor (Bocanegra, supongo).
    Y yo, en este ambiente constructivo y de diálogo de buen rollo en el que estamos y del que no conviene salir, debo decir que, modestamente, en mi opinión particular y subjetiva que no pretendo imponer a nadie sino que es personal e intrasferible, el comentario de Inquisidor me parece un comentario basura. Y que mezcla su idea (rencorosa, él sabrá por qué) del autor con los libros que escribe el autor.
    Y que resumiendo, el colega inquisoriata miente con toda su boca. Dicho sea sin ánimo de llamarle otra cosa que embustero.

  32. Xeo dice:

    ¿Diríais que Pérez-Reverte es un autor folletinesco?

  33. Vorimir dice:

    Y que siempre pase lo mismo cada vez que se reseña un libro de D. Arturo…
    Alatriste debería ser algo casi alabado por todos -como deberían ser todas las novelas que nos cuenten de forma «veraz» algujna parte de nuestra historia- por su esfuerzo para acercarnos esa época.
    Que los ojos de Alatriste son muchas evces los del autor; sí. Pero eso no tiene nada de malo.

    Y a lo de folletinesco… al menos en el sentido de una producción de libros que aun no parece tener fin. Es cierto que quizás la historia esté siendo estirada -y más que lo será-, pero al menos desde el primer libro sabemos como y donde muere Alatriste. Pero calidad literaria tiene más que la de la literatura de folletín, y sus personajes están más trabajados.
    Yo algo que aun no me explico es que como se tiene a Dumas en un altar, cuando para mi gusto los Tres Mosqueteros es una obra que no pasa de entretenida, llena de personajes sin ningún tipo de profundidad. Aun así, aun tengo pendiente terminar la saga mosqueteril, pero por ahora no es algo que me llame.

    Así que lo digo sin empacho: Pérez-Reverte fostia claramente a Dumas.

    http://www.youtube.com/watch?v=Ao4A2fC0f5s

  34. Vorimir dice:

    Hislibris me tiene manía, últimamente me censura todos mis comentarios. :(

  35. Urogallo dice:

    Un folletín bueno tiene que tener 600 páginas. ¡ Por tomo !.

  36. Balbo dice:

    Yo siempre he sido un enamorado de los folletines decimononicos, Dumas, Sue…. una gozada, ya querrian muchos autores de ahora tener esa verborrea al escribir :-)

  37. Urogallo dice:

    ¡ Y ese pelazo !

  38. Xeo dice:

    Me llama la atención esta frase que se atribuye a Alejandro Dumas:

    «La historia es el clavo donde se cuelga el cuadro»

    1. Javi_LR dice:

      Y así debería de ser. Grande Dumas.

  39. Antígono el Tuerto dice:

    «lo digo sin empacho: Pérez-Reverte fostia claramente a Dumas.»
    Hala, lo que ha dicho :-P

  40. Balbo dice:

    hala!!!! ha dicho fostiar…. habra que limpiarte la boca con jabon :-)

  41. farsalia dice:

    Eso, eso, ¿qué tiene de malo el folletín?

  42. Koenig dice:

    Buf. No hace mucho terminé los «Misterios de París», de Eugene Sue, teoricamente clasificado como folletín. Y mi cerebro casi fenece en el intento a causa de un empacho de teorías socio-morales indigeribles.

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