EL SARRACENO – Robert Shea
Pongámonos en situación: corre el año 1263. A la corte del Papa Urbano IV, en Orvieto, han llegados dos embajadores “tártaros” para establecer una alianza, orientada a la derrota de los musulmanes, entre el gran imperio de Hulagu Khan y los reinos cristianos de occidente, principalmente con la Francia del rey Luis IX, derrotado años antes en Mansura. Dicha alianza supondría el final del sultanato de los mamelucos en Egipto, gobernado por Baybars al-Bunduqdari, uno de los mas señalados gobernantes mamelucos.
El rey francés quiere pactar esa alianza, pero no puede hacerlo sin el permiso del Papa, quien por su parte pretende la destrucción del partido gibelino en Italia, que tiene su principal valedor en Manfredo I de Hohenstaufen, Rey de Sicilia, al que quiere ver destruido, destrucción que también pretende Carlos de Anjou, hermano del Rey de Francia Luis IX, para hacerse con la corona de Sicilia. Sin embargo la destrucción de Manfredo no es una prioridad para Luis IX, pues piensa que retrasará la cruzada que el quiere acometer. El papa permitirá la alianza su Luis IX permita la invasión de Sicilia por su hermano, el cual quiere invadir Sicilia y coronarse rey, pero no tiene ningún interés en ir mas lejos.
En medio de todo este follón tenemos a Simon de Gobignon, un noble francés con un terrible secreto, que además debe limpiar su apellido de la deshonra en la que lo sumió su padre. Para ello debe conseguir mantener con vida a los tártaros y que se firme la alianza. Junto a él pulularán Fray Mathieu, un franciscano que viene de tartaria, y el infame Sordello, un sórdido mercenario y trovador.
Contra Simón tenemos a Daoud Ibn Abdallah, un mameluco de origen franco, enviado a Italia por Baibars para evitar la alianza y si es posible matar a los tártaros. A Daoud lo ayudan Lorenzo Celino, agente de Manfredo, y la bellísima Sophia Karainannides, que fue amante de Miguel Paleólogo y posteriormente del mismo Manfredo. Quien por su parte quiere evitar la alianza para evitar que Carlos de Anjou se le eche encima.
La mezcla de estos personajes y otros muchos igualmente interesantes, con la situación narrada crea una interesante trama de espionaje, traición, intriga y asesinato. Por las calles de Orvieto circulan maniáticos religiosos, familias rivales, cardenales ambiciosos, prostitutas, bravos, y caballeros. Es como una gran partida de ajedrez en la que Simón y Daoud van colocando sus piezas, luchando uno contra otro en torno a los enviados tártaros y la posibilidad de la alianza. Mas adelante la acción se traslada a otros lugares, pero sobre esto no voy a adelantar nada.
A esto podemos añadir que el libro está escrito en un lenguaje llano, fácil de entender y no demasiado cinematográfico, con buenas descripciones y párrafos largos bien entremezclados con los diálogos, que aportan bastante información. Siendo una novela de acción tiene sus buenos momentos de reflexión.
Hasta aquí todo bien.
Porque por otro lado las pegas son tremendas. Para empezar, desde mi punto de vista el libro es excesivamente largo, mas de 1200 páginas para contar una historia que parece buscar un final a base de complicar la trama y alargarla en pos de una solución que se vuelve cada vez mas imposible.
En segundo lugar las constantes dudas morales y religiosas de los dos personajes principales son un leitmotiv recurrente que acaba por aburrir. El francés no para de darle vueltas a la deshonra de su apellido cada vez que se cruza con otro personaje noble de su entorno. Cada desplante, cada momento de preocupación, cada acción se centran en darle vueltas y vueltas a su honor y su secreto. Igualmente sucede con el otro protagonista, el mameluco, siempre pensando en su origen franco a pesar de ser un musulmán ferviente. Cada vez que pasa ante una iglesia se acuerda de sus padres, cada vez que entra en un castillo se acuerda de otro en el que vivió. Ambas situaciones son el tormento de los protagonistas a lo largo de toda la novela, y del lector, me temo.
En tercer lugar resulta totalmente tópico el trío amoroso que forman los dos protagonistas con Sophia, la mujer bizantina. Es un me quieres pero yo te engaño aunque en cierto modo te quiero pero es que no conoces mi secreto sumado a un te amo pero no puedo demostrártelo porque tengo que utilizarte para fines mas elevados de los que soy un esclavo ferviente sin embargo muero porque no muero absolutamente tedioso . Un tedio que desgraciadamente impregna toda la trama y llega hasta el final de la novela, alargándolo y complicándolo innecesariamente, desde mi humilde punto de vista.
Y en cuarto lugar está el super entrenamiento del mameluco. Daoud ha sido formado por los mas ascéticos maestros sufíes, por los mas fanáticos asesinos ismaelíes, por los mas duros entrenadores militares. Es una especie de superhombre capaz de todo aunque sin lograrlo siempre. La escena en la que se introduce en un palacio lleno de guardias para matar a los tártaros, vestido de negro y enmascarado, con unos discos planos de metal que lanza a sus enemigos y una jarrita llena de fuego griego que tira al suelo para crear una explosión que le permita desaparecer recuerda al lector, tristemente, que el autor no ha podido olvidar “Shiké”, la novela sobre ninjas escrita años antes.
En fin. Una novela que promete mucho y da poco en mucho espacio. Con grandes momentos sin embargo, lo cual hace que uno se siente feliz y decepcionado alternativamente. Algo que también me pasó con “Shiké”, por cierto.
Y por no terminar con algo positivo. La relación páginas precio, indudablemente ventajosa.
Opino, por supuesto.
Robert Shea
EL SARRACENO
Edhasa 2008.
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A mí eso de que empecéis las reseñas pintándolas tan apetecibles como un tocino de cielo casero y que luego sea de envase de fábrica…
Por otro lado, el párrafo describiendo el triángulo amoroso no tiene desperdicio. Buena reseña, Koenig
Me da una pereza esta novela…
He tenido que releerme varias veces los primeros cuatro párrafos de tu reseña, Koenig. Me he acordado de cuando le hacía cuadros genealógicos a mi madre para que viera la serie Yo Claudio. Me parece que estoy demasiado espesa para apreciar este galimatías adobado con un ninja sarraceno y un menage a trois (¿se escribe así?) que calificas de tedioso.
Salve, Koenig.
Es que te lees unas cosas… La culpa de lo que te pasa la tienes tú. ¿A quién se le ocurre hincarle el diente a un tocho de 1.200 páginas escrito por un periodista? Acabarás leyendo libros de Julia Navarro o, en el colmo del masoquismo, de Javier Sierra.
Te lo tienes merecido.
Y, por lo que cuentas, me surghen un par de dudas: ¿hay tantos protagonistas en el libro como tiene la guía telefónica de Madrid o alguno más? ¿Daoud es la primera reencarnación de Bond James Bond o está emparentado con Batman? Y lo del trío amoroso ¿desemboca en algo realmente interesante o se acaba imponiendo el puritanismo y nos quedamos sin menage a trois?
Un saludo novoanual, estimado galo.
Me ha salido un «surghen» de lo más teutónico.
Oye, Koenig, y el dichoso secreto del francés, ¿al final merece la pena? Es decir, el secreto es del tipo «mecachis en la mar, no podía imaginármelo y casi me caigo de culo de la impresión», o es más bien del tipo «vaya cagada»?
Por cierto, yo creo que Cavi se lo leerá porque aparece una griega, ¿no?
Me ha salido un comentario de lo más escatológico.
Que pretende este libro? Evidentemente entretener con ciertas dosis de enseñanza sobre una determinada epoca. Partiendo de la premisa que Robert Shea a través de sus libros no pretende dar lecciones de nada, para eso ya tenemos a Sanchez Albornoz y tantos otros, creo que el libro, aunque reconozco que tedioso y repetitivo en algunos momentos, cumple perfectamente su cometido , que no es otro que el de entretener.
No es un libro que pondría en mi lista de máximos recomendables, pero tampoco en el cajón de los no leibles.
Un saludo
Buenos días a todos.
En un parrafito. Aretes, lo hice a posta, «mea culpa», con toda mi mala intención puse primero lo que de positivo tenía el libro, y despúes lo que me pareció mas negativo. Pero no deja de ser un reflejo de las ganas con las que lo empecé. ¿No te ha pasado nunca que a medio libro te asalta la súbita sensación de que te están tomando el pelo?
Arauxo ¿Leer yo a Javier Sierra? Usted me ofende, señor. Jamás se me ocurriría leerlo, y mucho, muchísimo menos, reseñarlo. Con respecto a las demás preguntas: James Bond, pero el de Daniel Craig. ¿»Menage a trois»? Mas quisiera el lector, eso ayudaria a despertarlo un poco.
Ascanio. El secreto del francés no es mas que una excusa para que crear el típico personaje atormentadito a lo largo de toda la trama. No voy a reventarlo, pero si consultaras el secreto con Arauxo te diría que en la edad media lo normal era tener ese secreto, y lo secreto era no tenerlo. ¿Queda mas claro?
Amigo Pablo. Personalmente no critico la falta de historicismo del libro (creo recordar, no he repasado la reseña), sino mas bien que se salga del ambiente. Si el personaje principal fuera un ninja japonés que ha llegado a Europa al servicio de los embajadores mongoles, pues vale. Pero que resulte ser un mameluco haciendo el ninja en un palacio italiano. Pues como decía antes, se queda uno con la ligera sensación de que le toman el pelo al lector.
Y con respecto al entretenimiento. Siendo la historia una, me cuesta casar esos momentos de tedio y repetición que tu mismo comentas con un libro entretenido. Sinceramente. Le sobran del orden de trescientas páginas (y puede que me quede corto).
Opino.
Saludos.
Como siempre sorprendente, Koenig. He empezado a leer la reseña, he vuelto atras, dos veces y me he lanzado en picado sin dudar. Y vas y le das un arreón a la novela y al autor que «pa que». Vamos que te agradezco que hayas hecho el esfuerzo de leer semejante tocho y me ahorres a mí el costo de hacerlo.
Gracias y a por la próxima.
Justamente, ‘tocho’. Esto, y el precio, casi me daban la impresión de uno de esos libros que parecen ocultar tesoros inalcanzables.
Menos mal que no.
Anda ¿Estoy en moderación?
Pues, o bien has pasado de mi pregunta (algo que no me extrañaría), o sí, has entrado en moderación (tampoco sería sorprendente).
Ya estoy.
Que susto, por un momento pensé que no había subido el «parrafiyo».
Koenig, eso que dices de darte cuenta a mitad del libro que te están tomando el pelo me está pasando con el que estoy leyendo ahora, pero no exactamente en el sentido que tú lo dices de tu libro. Bueno, como me estoy liando, mejor lo dejo para cuando haga la reseña. Lo que pasa es que me he dado cuenta bastante antes de llegar a la mitad.
Y sobre el secretillo ese…mmm…¿es que el francés en realidad era una vedette del Moulin Rouge que no se atrevía a salir del armario?
Pueees no. Resulta que es el séptimo hijo de un pastor presbiteriano que en las noches de luna llena se convierte… al budismo.
(dicho sea con todo respeto para los séptimos hijos, los pastores, los presbiterianos, los pastores presbiterianos, la luna llena, el budismo y los conversos al budismo).
Saludos.
Tú lo que eres es un racista.
Eso no me lo dices tu en la calle.
Koenig, stoy de acuerdo que el capítulo de la toma del palacio es algo exagerada, pero bueno podríamos tratar de defender esta actuación «ninja» si creemos que los assassins o hashshashin o nizaríes eran capaces de dichas proezas, máxime cuando así se nos han presentado historicamente. En cualquier caso estoy de acuerdo que este libro podría haberse cerrado dignamnete con 200-300 páginas menos.
Saludos
Buenos días.
Amigo pablo, supongo que siempre es una cuestión de fuentes. Lo que yo se sobre la secta chií de los asesinos no los presenta en absoluto como asesinos superentrenados, sino mas bien como asesinos suicidas. Escapar al ataque no era prioritario, antes bien al contrario, si morían iban al paraíso que, según se dice, habían tenido ya la ocasión de catar, así que matar a su víctima y morir a continuación era el plan habitual.
Por otro lado, incluso aceptando que los «asesinos» hubieran recibido ese estupendo entrenamiento del que nos habla la novela, el parecido con los «ninjas» me sigue pareciendo demasiado sospechoso, sobre todo teniendo en cuenta, como ya comentaba en la reseña, que la anterior novela del autor iba de «ninjas». (Pensando mal se me ocurre incluso que se trata de una escena que no llegó a incluírse en el otro libro, debidamente retocada).
Dicho sea, en todo caso, con todo respeto, que para gustos, los colores.
Opino.
Saludos.
Por lo visto a mi me gusta todo o no tengo criterio.
Esta novela (en dos tomos que se hacen más digeribles), la leí, como casi todo, hace muchos años y, no se que decir, me gustó muchísimo.
Lo dicho, debe ser falta de criterio, aunque, a veces, no se lo que se busca en la novela histórica, aparte de que esté bien escrita, entretenga y no sea excesivamente anacrónica. En fin
Saludos
JJSala, no te martirices, que todos tenemos algún libro que nos ha encantado y al resto le parece un tostón, o viceversa.
Por ponerte mi ejemplo, Los hijos del Grial (allá voy de nuevo) me pareció una serie espectacular y aquí a nadie le gusta (en el ranking está el 157, con un 2,54 sobre 5 y 31 votos). Una caca, vamos.
Sin embargo, Sinhué el egipcio me aburrió soberanamente hasta el punto de no terminarlo y es considerado un clásico de los mejores (en el ranking está el 6, con un 4,4 sobre 5 y 42 votos).
Así que como ves, para gustos los colores, y para criterios el de cada uno.
Un saludo,
Richar.
Oye Richar, que a mi la serie del grail si que me gustó…
¿La serie de quéeee?
Hoy está un poco disléxico el galo.
Lo sé Koenig, a ti y a mi, me temo…
La parejita… Qué bonito…
Gracias Richar. También yo he leído el primer tomo de los Hijos del Grial, y también me ha gustado. No he tenido oportunidad de hacerlo con los 3 (?) tomos siguientes, pero pienso hacerlo en el futuro.
Supongo que hay prejuicios sobre el fondo del tema (Los supuestos descendientes del supuesto matrimonio de Jesús y María de Magdala), etc.
Pero sigo insistiendo, ¿qué se le pide a la novela histórica?. ¿Acaso no es basicamente ficción (como en todas las novelas), incluso cuando se basa en hechos y personajes históricos.?
Yo suelo leer tres o cuatro libros al mismo tiempo (uno detrás de otro, claro). Uno de ellos es, siempre, novela histórica y los otros suelen ser novelas (no históricas), historia, antropología, política, sociología, etc.
¿Por qué digo ésto?. Pues, porque la parte, digamos seria, de mis lecturas, la reservo para estos últimos temas, disfrutando de la novela histórica en lo que ésta conlleva, es decir, recreación, no sucedaneo del trabajo histórico serio.
En fin, perdonad el rollo y, sobre todo, el personalismo excesivo de mis palabras.
Salud
«Richar Dice:
20 de Enero de 2009 a las 2:05 pm
Lo sé Koenig, a ti y a mi, me temo… »
Y a mí, que sólo me leí el primero, y a Farsalia que le dió a la serie un 4 en el foro…
JJ, creo que es una pentalogía:
– Los hijos del grial
– Sangre de Reyes
– La Corona del Mundo
– El Cáliz Negro
– El Kilim de la Princesa
Sí claro, ahora haceos todos defensores de la serie… con las que me he zampado yo por aquí :-)
Tienes razón JJsala en del fondo, pero no te tomes tan a pecho que otros critiquen libros que a ti te gustan. De hecho, nos mataríamos los unos a los otros aquí dentro si nos lo tomáramos demasiado «en serio».
Por lo demás, sí, parece que son 5 más un anexo (las dagas del paraíso), no directamente enganchado al resto, pero sí conectado de alguna manera (o eso me pareció el otro día que lo ojeé de pasada).
Un saludo,
Richar.
Me interesa mucho la cuestión que planteas, JJSala, sobre la novela histórica, sus límites y su concepto; pero lamentablemente no tengo ahora demasiado tiempo para conversar. Si en el futuro encuentro un rato, charlaremos sobre el particular.
Respecto a Los hijos del Grial, yo he sido uno de los más feroces detractores en Hislibris. Me parece un rollo macabeo, sustentado sobre una patraña inverosímil que pretende pasar por historia «oculta» y «ocultada». Y a mí me aburren soberanamente las tendenciosas conspiraciones conspirativas de conspiradores contra la Verdad Absoluta No Revelada. En realidad, Berling se hace eco en la novela de la misma pseudoteoría pseudohistórica que Brown y sus amigos (entre ellos, los ilustres españoles esos que todos sabemos y que siempre escriben sobre cenas secretas, hermandades de sábanas…) presentan como ciertas.
¿Que son ficción? Por supuesto que sí. ¿Que cabe todo en la ficción? Por supuesto que sí, también. ¿Que es legítimo utilizar una de esas patrañas para sustentar una novela? Faltaría más. Pero que a mí me parecen insufribles, reiterativas, imitativas, engañabobos, malas de solemnidad y meros productos de márquetin ¿Que a ti te gustan? Pues coj*nudo. Cada cual da su opinión y tan amigos. Y yo no me meto con nadie por sus gustos estéticos -salvo en broma, claro-, por lo que nunca se me ocurriría decir que alguien «no tiene criterio» o que «le gusta todo».
El problema surge cuando me tocan las gaitas porque alguien no coincide con mis gustos, arguyendo contra otros criterios -literarios, históricos o meramente estéticos- que supone que «hay prejuicios sobre el tema». Ea. Se sacan los prejuicios a la palestra y ya está el interlocutor que no piense como uno automáticamente descalificado. Y, según parece, los creyentes somos los más prejuiciosos en cuanto se nos habla de «Jesús y María de Magdala». Vaya por Dios.
Pero se me ocurre pensar… ¿No creerá el ladrón que todos son de su condición? ¿No será el ve prejuicios en cualquier parte quien está cargado de prejuicios contra los demás?
Un saludo.
(Y, por cierto, Richar: sigues teniendo un pésimo gusto literario. Aunque Puertas de Fuego… no está mal, para que vamos a mentir).
Mi problema con esta serie es que, sencillamente, me aburrió el primero y pasé de los demás. Carezco de prejuicios de cualquier tipo sobre el asunto que trata, o sobre cualquier otro, pero no me someto voluntariamente a lo que para mí es un rollo macabeo. Para eso ya tengo los interminables informes del curro. Simplemente.
Hombre, Gazmóñico, hemos coincidido en nuestra valoración estética: «rollo macabeo». ¿Tú a qué universidad fuiste?
Hum… ¿»A la de la vida», te vale?
Qué bonito… Como la ministra de Fomento.
Vaya, ya decía yo que me sonaban la cara de Germánico y de la ministra. Debe ser de coincidir en la cafetería de la Facultad esa.
¡Ah! ¿Tú también estudiaste con ellos, Juanrio?
Uy, qué nombre más raro ha salido por ahí…
No, yo no he dicho que estudiase con ellos, yo sólo iba a la cafetería y me los encontraba fumando, bebiendo y jugando a las cartas.
¡Ya te vale! como venga la Baby esa tambien por aquí….
se me ha quedado el comentario en moderación, ¡vaya por Dios!
Yo no juego a las cartas; es cosa de villanos.
De lo otro no dices nada, bribón.
Practico ambas disciplinas, si bien moderadamente…
Joer Arauxo, tampoco pensaba que te diera tanto repelús la serie de Berling, y si lo llego a saber la reseño entera y de una en una para dar por saco :-)
Y ahora que lo mencionas, tampoco tengo ningún recuerdo acerca de que tuviera un trasfondo profundo como el que dices que tiene. Sólo recuerdo unos libros de aventuras en un contexto histórico de lo más entretenidas, con unos personajes (salvando a los protas, que son un pelín pereza) atractivos (no de físico) y algunas escenas brillantes.
Claro, que lo leí cuando iba a la facultad (que debió ser la misma que la de todos los de arriba, que yo también andaba todo el día en la cafetería) y mi mente por aquel entonces no sé si daba para mucho.
Vamos, que me ha sorprendido tu comentario, y que si releyera alguno de los libros ahora, igual lo miraba desde otro ángulo, pero que en su día no noté ningún tufo especial y camuflado, ni ninguna crítica hacia nada. Simplemente, aventuras.
Un saludo,
Richar Berling.
¡Vaya, Arauxo!.
Veo qe has tomado mi comentario como una intención de cotinuar con nuestra particular polémica en el hilo de Barrabás.
Pues te equivocas un montonazo.
Por mi parte, reconocí el error de polemizar (de forma innecesariamente beligerante my tonta) sobre un tema (Jesucristo), que podía resultar «inconveniente ?» para quien/nes fueran creyentes.
Me acusaste de tomarme el asunto a la tremenda. Tenías razón. ¿Pero no eres tu ahora quien lo hace?. Entresacas un párrafo en el que contemplo la posibilidad de que aquellos a quienes no les gusta la saga del grial puedan albergar algún prejuicio sobre este tema, para darte por aludido y utilizar la misma innecesaria beligerancia que yo.
Por favor, no saques ninguna extraña conclusión de estas palabras, no pretendo, en modo alguno proseguir con aquello, ya di por terminado el tema y ni tan siquiera me había fijado en que intervenías en este hilo
Unicamente una cosa. Es cierto que no soy creyente, pero en absoluto tengo nada en contra de quienes lo son. El «tema del cristianismo me interesa mucho, por que mi cultura es de raiz cristiana y toda mi vida está
impregnada de cristianismo, como la de la mayoría de quienes hemos hemos sido educados y hemos crecido en dicha religión desde niños.
Por esta razón y no por otra/s me interesa el cristianismo y por esta razón y no por otra/s leo todo tipo de literatura sobre el mismo, desde Renan hasta Ambelais.
Saludos esperzados de que estas palabras no den lugar a más equívocos.
Quiero decir «saludos esperanzados». El teclado no funciona bien, deber ser que se le acaban las pilas.
salud de nuevo
Estimado JJSala:
Ni siquiera me acordaba de lo que habíamos hablado en Barrabás. He tenido que releerme la «discusión» para recordarlo. Por tanto, no he pretendido nunca continuar ninguna conversación que ya di por absolutamente zanjada y -creo- con caballerosidad.
Sólo he pretendido defender mi crítica sobre la serie de Berling y defenderme también de lo que me pareció una insinuacion poco afortunada. Pero, releyendo tus comentarios y los míos, reconozco que mis palabras destilan excesiva vehemencia y que, posiblemente, he visto fantasma donde no los había. Y, francamente…, tampoco era para tanto. Así que te presento mis disculpas, JJSala.
Un saludo.
Ah claro, ¿y conmigo no te disculpas? ¿eh? Por haberme llamado… este… qué me has llamado… bha, no sé, pero seguro que algo me has llamado.
Te he llamado «pésimo».
O.K. Arauxo.
Seguro que si hablásemos «in person» descubriríamos muchas cosas en común, además de que viendo la cara del «adversario» es más……..
Lo que quiero decir, es que se me da bastante mal conversar epistolarmente.
No ver a la otra/s personas hace que nos hagamos una imagen de esta/s, en función de sus palabras escritas, en las que no existe el tono y la armonía en consonancia con la expresión de la cara de la persona.
Bueno, dejo de enrrollarme que ésto es un foro sobre «El sarraceno» y la cosa deriva como un bajel al pairo.
Cordiales saludos