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Foro de Hislibris Libros de Historia, libros con historia
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APV
Registrado: 02 Oct 2008 Mensajes: 4944
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Publicado: Dom Sep 11, 2022 9:12 pm Título del mensaje: |
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¿Se ha acordado de los italianos? Es que pocos lo hacen, ya que la legión checa es más famosa, |
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farsalia
Registrado: 07 Nov 2007 Mensajes: 39627
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Historiamilita
Registrado: 28 Mar 2018 Mensajes: 1106 Ubicación: Entre Extremadura y Madrid
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Publicado: Mar Sep 13, 2022 1:07 pm Título del mensaje: |
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APV escribió: |
¿Se ha acordado de los italianos? Es que pocos lo hacen, ya que la legión checa es más famosa, |
Como dice Farsalia, apenas los menciona, pero a los japoneses, franceses, ingleses y estadounidenses les tiene muchas veces presente. Estas partes me han encantado. La tensión entre los Aliados y los Blancos. _________________ Soldadito del mes de agosto, con tu pantalón rojo vivo intentas pasar inadvertido, pero detrás de las amapolas no hay mucho sitio |
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farsalia
Registrado: 07 Nov 2007 Mensajes: 39627
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Publicado: Mie Sep 14, 2022 8:47 am Título del mensaje: |
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Lo terminé ayer tarde. Un buen libro, bastante completo en la descripción de los diversos frentes de la guerra civil rusa. También de la consolidación del nuevo Gobierno bolchevique, que debió empezar de cero.
Un detalle, por ejemplo: cuando en noviembre de 1917 Trotski visita por primera vez las oficinas del Ministerio de Asuntos Exteriores como Comisario del Pueblo, se encuentra con que los funcionarios apenas le hacen caso o han dimitido. Durará poco en el cargo, pues asumió después de Brest-Litovsk la cartera de Guerra y se mete de lleno en la guerra civil, pero es de esperar que su sucesor se encontraría con el mismo problema. Le cuesta al nuevo régimen encontrar funcionarios del anterior para poder trabajar, se verá obligado a compromisos coyunturales y cesiones, como en el flamante Ejército Rojo y la necesidad de recuperar oficiales zaristas. Y todo eso mientras apenas controlan una "pequeña* parte de Rusia... que es también la esenciales.
La guerra se sucede en la "periferia" y ese núcleo central ruso no estará en peligro, más allá de un corto tiempo en 1919, con una expedición en varias columnas desde el Don, proyectada por Denikin y que sólo brevemente amenazó a un centenar de kilómetros de de Moscú. Esta es la clave:
Cita: |
Los distintos ejércitos de Kolchak en Siberia —Denikin en el sur, Yudénich en el Báltico— nunca fueron capaces de coordinar sus operaciones. Si entre ellos había poca comunicación, además pasaba por París, con lo cual tardaba varias semanas en llegar. La gran desventaja de los Blancos fue el hecho de estar dispersos en torno del núcleo central del territorio comunista; el Ejército Rojo, por el contrario, se beneficiaba enormemente de las líneas de comunicación interiores y de una estructura de mando más centralizada. Pese a todo, entre los líderes Rojos también había potentes querellas internas. (pp. 381-382) |
Sería una constante entre los Blancos y sus aliados cosacos.
Beevor tiene el acierto de retratar, a veces con solo unas pinceladas, a cada personaje, situarlos en el contexto que trata el volumen y en su biografía anterior. Y qué pretende Lenin desde el principio, incluso contra su propio "partido". Todo ello ayuda a la lectura de una obra que no està más adecuada para quienes se acerquen por primera vez al tena, pues requiere de unas ciertas coordenadas básicas en el lector. Y aunque nunca pierde de vista al Gobierno bolchevique (y sus contradicciones internas), en la cuarta parte del libro este se vuelve más elusivo en la narración, al margen de las ya presentes querellas entre Trotski y Stalin, con un Lenin que pronto quedará incapacitado.
Concluye Beevor en su libro:
Cita: |
Los Blancos perdieron la guerra civil, en gran medida, porque fueron inflexibles; por ejemplo, al negarse a contemplar una reforma agraria (hasta que era con mucho demasiado tarde) o a dotar de alguna autonomía a las nacionalidades del Imperio Zarista. Su administración civil era tan inútil que puede calificarse de inexistente. Paradójicamente también perdieron por razones muy similares a las que llevaron a la izquierda a perder la guerra civil española, menos de dos décadas después. En España, la alianza antifascista de los republicanos estaba tan dividida que no podía confiar en imponerse a un régimen militarizado y disciplinado como el de Franco. En Rusia, la alianza del todo incompatible entre los social-revolucionarios y los monárquicos reaccionarios tenía todas las de perder contra una dictadura comunista de ideas muy firmes.
Los extremos se alimentaron mutuamente —en los dos casos— y el círculo vicioso de la retórica y la violencia fue un factor clave en el posterior ascenso de Hitler y el estallido de la segunda guerra mundial. Durante demasiado tiempo hemos estado cometiendo el error de hablar de las guerras como si fueran una entidad única, cuando a menudo son un conglomerado de conflictos diversos, donde se mezclan resentimientos nacionales, odios étnicos y luchas de clases. Y cuando tratamos de guerras civiles, también hay que pensar en el choque del centralismo contra el regionalismo y del autoritarismo contra el libertaria. La idea de que existió una guerra civil puramente «rusa» es otra simplificación que induce a error. En realidad fue, según la describió hace poco un historiador, «una guerra mundial condensada».
No pocos historiadores han hecho hincapié, con razón, en que la Revolución de Febrero, en 1917, no generó una contrarrevolución. El derrocamiento del régimen zarista produjo una gran diversidad de reacciones entre la antigua clase dirigente: unos se resignaron ante los hechos; otros se enojaron con la incompetencia y terquedad de la corte imperial; entre los más liberales e idealistas también hubo quien empezó sintiéndose optimista. La nobleza y los burgueses, en su mayoría, dieron apoyo al Gobierno Provisional con la esperanza de que por lo menos frenaría los excesos más graves y mantendría unido al país. La ausencia inicial de guerra armada contra los revolucionarios no es tanto un indicio de apatía como de la sensación de que en el antiguo régimen había quedado ya poco que defender. La voluntad de resistirse solo empezó a desarrollarse durante el verano, cuando el programa bolchevique polarizó a la opinión pública. La cuestión es importante en la medida en que tiene que ver con los orígenes de una guerra civil que acarreó la muerte de entre seis y diez millones de personas, el empobrecimiento total del conjunto del país y sufrimientos a una escala inimaginable.
Konstantín Paustovski expresó su lamento por la oportunidad perdida de un cambio democrático: «El aspecto idílico de los primeros días de la revolución estaba desapareciendo. Mundos enteros temblaban y se derrumbaban. Gran parte de los intelectuales perdieron la cabeza, esa intelectualidad magna y humanista que había sido la hija de Pushkin y Herzen, de Tolstói y Chéjov. Había sabido crear valores espirituales elevados, pero con pocas excepciones resultó inútil a la hora de crear una organización de Estado».
Los valores espirituales siempre tuvieron las de perder contra la voluntad fanática de destruir los valores del pasado, ya fueran buenos o malos. Ningún país puede escapar de los fantasmas de su pasado, y Rusia, aún menos. El escritor y crítico Víktor Shklovski comparó a los bolcheviques con aquel aprendiz de diablo que, en un viejo cuento folclórico ruso, se jactaba de saber rejuvenecer a un hombre ya entrado en años. Para devolverle la juventud, el primer paso era prenderle fuego. El aprendiz lo hizo así y luego no encontró la forma de resucitarlo.
Las guerras fratricidas siempre son crueles, porque los frentes no se pueden definir bien, porque se extienden de inmediato a la vida civil y porque engendran sospechas y odios terribles. Los combates librados por toda la masa continental euroasiática fueron increíblemente violentos, en especial en Siberia, donde los atamanes cosacos exhibieron una crueldad inefable. Incluso un político archiconservador como V. V. Shulguín creía que una de las causas principales del fracaso de los Blancos había sido su «colapso moral»: su comportamiento había sido tan nefando como el de sus enemigos bolcheviques. Sin embargo, hubo una diferencia sutil, pero importante. Demasiado a menudo los Blancos representaron los peores ejemplos de la humanidad. Pero en lo que atañe a la inhumanidad implacable, nadie superó a los bolcheviques. (pp. 587-589) |
_________________ Web personal
¡¡El Mesías!! ¡¡El Mesías!! ¡¡Muéstranos al Mesías!! |
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APV
Registrado: 02 Oct 2008 Mensajes: 4944
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APV
Registrado: 02 Oct 2008 Mensajes: 4944
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Publicado: Vie Sep 16, 2022 12:04 pm Título del mensaje: |
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Historiamilita escribió: |
APV escribió: |
¿Se ha acordado de los italianos? Es que pocos lo hacen, ya que la legión checa es más famosa, |
Como dice Farsalia, apenas los menciona, pero a los japoneses, franceses, ingleses y estadounidenses les tiene muchas veces presente. Estas partes me han encantado. La tensión entre los Aliados y los Blancos. |
Sobre la Legione Redenta italiana y los Corpos di Spediziones.
Redenta
En cierto modo como los checos pero sin ser un hecho tan conocido.
Un personaje interesante fue el "capitán" Andrea Compatangelo, si fueran estadounidenses tanto Manera como él tendrían películas. Pues solo les faltó gritar al llegar ¡thalassa, thalassa!
Andrea
Libri |
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Urogallo
Registrado: 15 Oct 2006 Mensajes: 21721 Ubicación: La Ferriére
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Publicado: Jue Sep 29, 2022 9:24 am Título del mensaje: |
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Sólo he leído un capítulo y ya me ha gustado. _________________ —Tienes la palabra de un oficial romano —dijo—. Vale más que un juramento.- |
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farsalia
Registrado: 07 Nov 2007 Mensajes: 39627
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