Foro de Hislibris

[AlmaLeonor]

¡Hola!
No creo que le importe a Jorge que cuente aquí alguna cosilla que me ha dicho: Te comento que desde hace un tiempo El Quinto Infierno está en España en:
http://www.casadellibro.com/libro-el-quinto-infierno-la-vida-de-lucio-cornelio-sila/1222635/2900001280489
Y en cuanto al segundo libro, te comento que se trata de una nueva biografía novelada.

De momento, hasta aquí puedo leer....
Besos.AlmaLeonor
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AlmaLeonor.
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ANATOMÍA DE LA HISTORIA http://anatomiadelahistoria.com/autores/alma-leonor-lopez/
TRIBUNA DE LOBOS http://tribunadelobos.blogspot.com.es/

[AlmaLeonor]

¡Hola!
Puedo decir más. "El Quinto Infierno" se puede encontrar en El Salvador siguiendo este enlace:

http://www.lacasitaonline.com/libros/novela.html

Lo dejo aquí por si alguien puede estar interesado.
Besos.AlmaLeonor
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AlmaLeonor.
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[joseclon]

[AlmaLeonor]

¡Hola!
Notificación de hoy mismo de Jorge Ferraro:

Te envío el link con la dirección del distribuidor de Longseller en España.
http://www.longseller.com.ar/sitio-desa/distrib.asp

Besos.AlmaLeonor
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AlmaLeonor.
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[Jorge Ferraro]

Por separado, mujeres y hombres hacían uso de los baños públicos.

Se trataba de una actividad, además de higiénica, social.




La siguiente es una de las tantas referencias a los mismos extraída de "El Quinto Infierno":

Unos pasos más arriba, agradecida por encontrarlo abierto, entró en el baño de mujeres de la fuente del León. Dejó su ropa a una esclava siria y ella le entregó una toalla.

Luego, sumergió el cuerpo en el agua fría y estregó su espalda enérgicamente contra el piso de piedra. Boca abajo, sintiendo que sus nalgas se congelaban, repitió la operación tratando de no rasparse los senos. Temblorosa, con los labios morados, salió de la pequeña pileta, se envolvió en el paño de lino y caminando en punta de pie regresó al vestuario.

Mientras se secaba, se detuvo por un momento y con la boca entreabierta reparó en el grafito: “Aquí jodí con Antusa. Ursa”. La sensación de vergüenza le devolvió el calor. La esclava tocó su hombro y le retornó la ropa. Más allá de su obligación, la sierva había quitado de los zapatos las plumas pegadas con barro, salidas del relleno de la pelota de los niños.

La madre de Sila le entregó medio as, el doble del coste del servicio, y le regresó la toalla. Con el rostro encendido en rubor, salió del baño de mujeres y cruzó la calle. La lluvia había cesado.
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"En Sila duermen un zorro y un león... y es mucho más peligroso el primero"

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[farsalia]

Anoche empecé a leer esta novela. Cincuenta páginas. No seguí. Prolija en exceso, con un ritmo lento, con erratas importantes como ubicar el asesinato de Tiberio Graco en el 132 a.C., con un repelentín niño Sila de seis años metomentodo y sabihondillo, quizá evolucione mejor en las restantes 600 y pico páginas. No ayudan a la lectura los estrechos márgenes y la diminuta letra.

Le daremos otra oportunidad más adelante, eso sí.
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Web personal

¡¡El Mesías!! ¡¡El Mesías!! ¡¡Muéstranos al Mesías!!

[Jorge Ferraro]

Un gusto para mi que lo estés leyendo. Espero que puedas disfrutarlo, Farsalia.

Saludos.
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[Jorge Ferraro]

La fotografía corresponde al sitio denominado los Rostra (también puede decirse la Rostra), en el Foro romano, tal como hoy se encuentra.

El nombre se debe a que ese espacio, reservado para los oradores, estaba decorado con los mascarones de proa de los barcos capturados al enemigo. Los "rostros" que se colocaban en la proa de las naves.





En el siguiente extracto de "El Quinto Infierno" se menciona aquel emblemático lugar.


"Ilusionada, luego del diálogo con Apio, Clitumna tomó rumbo apresuradamente hacia el Cuppedenis, el mercado más lujoso de Roma.

Al atravesar el Foro recordó que, como toda romana respetable, debía cubrirse otra vez la testa. En ese instante, la sensación de que acababa de enterrar su virtud para siempre la abochornó.

Aturdida por la turbación, no reparó en el hombre de negro que arengaba apasionadamente a un grupo de ciudadanos bajo los espolones de la Rostra."
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[Jorge Ferraro]

El montañoso país de los ligures estaba poblado por un conjunto de tribus, asentadas desde los Alpes hasta los Apeninos, que mantenían desde tiempos remotos un permanente estado de guerra contra Roma.

En una oportunidad, 600 ab urbe condita, los ligurinos atacaron la Galia Cisalpina y no bien llegaron las primeras noticias a la ciudad, el Senado envió al cónsul Quinto Opimio a reprimirlos.

Opimio, al parecer, cumplió eficientemente con la misión encomendada pues, directamente, los aplastó. Por esa acción el Cónsul adquirió inmensa auctoritas; sin embargo, el descubrimiento de las minas de oro en el país de los tauriscos , ocurrida también durante su gestión, ensombreció el final de su mandato y el de su colega consular.

En aquella época, los medios de pago entre las comunidades del mundo conocido eran el oro y la plata. Para hacer más sencilla la administración del Estado, los romanos habían fijado legalmente la relación del valor entre ambos metales, pero en las operaciones regidas por contrato, el deudor no podía elegir con cuál de los dos cancelaría su obligación: debía respetar el indicado en el convenio.

Esto le otorgaba al sistema económico y financiero de la República una rigidez excesiva, más aún al extenderse el comercio marítimo, ya que los comerciantes preferían llevar oro a bordo, para hacer sus transacciones, debido a que el metal amarillo ocupaba menos espacio de carga dentro de sus naves.

Al poco tiempo de hallado el yacimiento taurisco, la relación de cambio entre el oro y la plata varió a favor de la plata en un tercio, lo cual generó una crisis que causó estragos.




Veintitrés años después, otro Opimio, Lucio, uno de los acérrimos enemigos de los Graco, hizo acuñar una moneda para recordar la victoria de su padre en la Galia Cisalpina.
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[Jorge Ferraro]

Lucio y Metrobio ingresaron en el baño público para hombres del Argileto, ubicado detrás de la basílica Emilia. La instalación sanitaria era limpia y menos hedionda que cualquiera de las del Subura debido a que estaba construida sobre la Cloaca Máxima, mantenida por esclavos del pueblo que casi nunca se metían en las colectoras secundarias.

A la primera hora, las quince tazas colocadas en tres filas dispuestas en forma de “U” estaban ocupadas por romanos que dejaban sus viviendas para iniciar su día de mercado.

La Cloaca Máxima, mandada a construir por el rey Tarquino el Mayor, unos cuatrocientos años antes, no solamente había liberado a los romanos de la inmundicia sino que permitió disecar vastas superficies de terrenos pantanosos que fueron utilizadas en el desarrollo urbanístico, en especial el área ocupada por el Foro, cuyo subsuelo era atravesado por esta obra de saneamiento ambiental en su sector central.





Para no aburrirse durante el tiempo que permanecía sentado en su taza, Lucio trataba de descubrir quién de sus ocasionales compañeros de baño era financiero; las casas de cambio, los bancos y las financieras pululaban en el Argileto y particularmente en el clivus Argentario. Con disimulo, si creía haber encontrado a uno, se lo señalaba a Metrobio.

El primer indicio se manifestaba cuando el individualizado, al levantarse, colocaba la mano en su vientre para evitar que de entre los pliegues de la toga, las llaves cayesen al suelo. La confirmación venía cuando, al salir, tomaba de la repisa sus tablillas enceradas de registro, las cuales sólo ellos no abandonaban ni para ir a ese lugar. Con una mirada astuta, Lucio le indicaba a Metrobio su acierto.
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[Jorge Ferraro]

Durante la monarquía, Roma había organizado su ejército a la griega, en falanges integradas por cinco clases de combatientes, agrupados según su nivel económico.

La primera clase, los más ricos, se armaba como los hoplitas, con lanza, espada, coraza, grebas y escudo redondo. Pero las cuatro restantes, es decir, el grueso de las fuerzas, combatían con disímil y menor armamento.

Los indigentes, aquellos que no pertenecían a ninguna clase, llamados proletarios, iban a la guerra sin armadura y sencillamente cargaban piedras para arrojárselas al enemigo.

Cuando el rey Tarquino fue expulsado, se estableció la República del Senado y el Pueblo romano o Senatus populusque Romanus (S.P.Q.R.). Inmediatamente, la mayor parte de la primera clase de ciudadanos abandonó la metrópoli junto a su ex soberano, lo que hizo necesario reestructurar las fuerzas militares. En consecuencia, el sistema griego fue dejado de lado para siempre y, para reemplazar a la falange, nació el mayor y más potente agrupamiento táctico de fuerzas terrestres, capaz de ser empleado, bajo un comando único, en cualquier teatro de operaciones: la legión.





A cada cónsul le correspondían dos legiones, que se armaban para una campaña específica, y como cada legión, formada por cuatro mil quinientos hombres, era una unidad táctica, el hecho de conducir más de una significaba, para su comandante, la capacidad de desarrollar maniobras de nivel estratégico.

No obstante, para integrar sus unidades militares Roma continuó con la costumbre de dividir a los ciudadanos en clases. Éstos, ingresaban en la fuerza a través del reclutamiento militar.
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[Jorge Ferraro]

Los últimos cinco días, Sila los había pasado de juerga en el Vaticano y la noche previa a los disturbios había dormido en compañía de una deslumbrante tejedora egipcia. La extranjera poseía un tallercito para fabricar mantas, dentro de su casucha de la colina trastiberina.





El Patricio la había persuadido de ir a la cama con el argumento de que ambos aguardaran placenteramente el año nuevo egipcio. Por eso, luego de haber compartido con ella los placeres de Venus, para no defraudarla, esperó la aurora y recién después se marchó a dormir a su apartamento.
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[lantaquet]

Jamás un libro causó tanta polemica solo con una reseña ¡¡¡Y positiva!!!


Leeeos esto aprendereis cosillas.
Lo del los "falsos grupos de presión" ha sido memorable.
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—Vengo por un anticipo
—Creo que se ha confundido, es la oficina de al lado
—Disculpe, es mi primer día

[Jorge Ferraro]

Es cierto, amigo.

Un saludo cordial.
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[Jorge Ferraro]

Palabras sobre el autor

Analizando muy brevemente el conjunto de la obra de Ferraro, podemos encontrar en la misma una serie de constantes a destacar:
la eleccion de sus personajes, que tratándose de biografias noveladas componen, en definitiva, el tema del libro, nos muestra que Ferraro gusta de acercarnos vidas de personas que, de alguna manera, torcieron sus propios destinos y con ello, el de toda una época.



Todos sus personajes pertenecieron a entornos que nada hacian suponer sobre la excepcionalidad de sus trayectorias posteriores: Lucio Cornelio Sila, un miembro mas que secundario de las empobrecidas familias patricias romanas. Paul Gauguin, un pequeño burgués, agente de bolsa casado y con hijos. Y qué decir de Marilyn, a quién calificar como “una chica del montón” en una sociedad como la norteamericana, es casi como tacharla de inexistente.



Sin embargo, la vida de todos y cada uno de ellos, termina encontrando un cauce que, casi como en una epifanía, los catapulta al centro mismo de la escena de sus respectivos tiempos.

Y esta última observación se enlaza con la siguiente consideración a destacar en torno a la obra de Jorge, en este caso ya referido a lo que ya podemos también considerar su estilo, su marca registrada como escritor y que es esa capacidad de deleitarnos con la manera en que pinta y describe tanto a los protagonistas como a los personajes secundarios, así como la recreación de lugares, ambientes, usos y costumbres y principales acontecimientos históricos que componen el marco en que se desarrollan sus novelas.



Leer cualquiera de sus libros es una experiencia preponderantemente visual, casi se diría cinematográfica: El Quinto Infierno nos evoca aquellas grandes producciones del Hollywood de los 50’/60’, al estilo de la inolvidable “Cleopatra”, con aquella deslumbrante Lyz Taylor, que dicho sea de paso, obsesionaba a la propia Marilyn Monroe.



Sumamente documentados, minuciosamente detallados y precisos, sus libros no resultan en absoluto por esto densos, pesados o difíciles de leer, muy por el contrario. La pluma de Jorge nos garantiza una tensión narrativa que no decae de principio a fin, aún tratándose como se trata, de personajes de cuya vida todos sabemos algo.

Ferraro nunca nos desilusiona como lectores y más aún, nos hace el guiño de permitir que nos reconozcamos en tanto tales al incorporar siempre las anécdotas más conocidas de cada protagonista que aborda, generando una cierta complicidad que nos da el gusto de decirnos: esto yo tambien lo conocía o lo había escuchado, a la vez que nos proporciona cantidad de aspectos muy pocos difundidos o conocidos, que satisfacen nuestras expectativas de saber más sobre los personajes.



Una ultima reflexión en torno al género que aborda en sus libros. Muchas veces cierta crítica especializada tiene a la novela histórica casi como un género menor dentro del conjunto de la literatura, suerte que ha compartido con otros géneros como el policial y la ciencia ficción, sólo recientemente “reivindicados” y reconocidos en toda su valía.

En este sentido, hay una cierta “deuda histórica” de la crítica, valga la redundancia, respecto a la novela histórica, que al igual que los otros casos citados, tiene de hecho una verdadera legión de cultores y cuenta con grandes obras maestras de la literatura entre sus títulos. Y es que hay que reconocer mucho mérito en quienes abordan el desafío de crear a partir y dentro de unos ciertos límites externos, que ya le vienen dados y que exigen, por un lado fidelidad y por otro, una enorme creatividad para dar vida y reconstruir tantos espacios incógnitos que sin duda existen en cada historia o biografía a desarrollar.



En la novela histórica es común encontrar protagonistas de ficción en torno a los cuales van siendo puestos en escena como personajes secundarios las personas reales y los hechos salientes de cada época que se quiere retratar. En las biografías noveladas, casi un subgénero dentro del histórico, se redobla la apuesta y el desafío para el autor, por cuanto el o los personajes principales, los protagonistas, son precisamente aquellos que tuvieron una vida real a ser contada y recreada.



Nuestro autor tiene en todo esto, credenciales suficientemente probadas como para hablar entonces de una trayectoria que nos garantiza una absoluta satisfacción a nuestras expectativas como lectores.
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