Foro de Hislibris

[Javi_LR]

Navegando por internet uno encuentra unas cosas de locos. Vaya una muestra.

Permitidme la licencia
de hacer este comentario,
algo o poco literario,
en versos y sin decencia.
Imploro también clemencia
por si sucede que al leer
yerros, que he de cometer,
aparecen, siendo exceso
y reina la décima en eso
del arte menor que he de hacer.

Y no serán solo estos,
que otros versos muestra
esta gran obra nuestra,
de Calderón, prestos,
bellos, veloces, bisiestos:
romances, silvas, pareados,
perfectamente rimados,
de cinco versos quintillas,
y de cuatro redondillas
hermosamente hilados.

Y si vergüenza no tengo,
líbrenme los cielos de tener,
y mucho menos de obtener
—pues de buena cuna vengo
y de buena fe convengo—,
intención vana de eclipsar
la obra, sino ansia de aclarar,
duro afán, ímprobo brío,
lo incluido como un río
sin dejar nada al azar…

… el azar… ¿Existe el azar?
¿Se podrá cambiar un destino,
variar el anuncio de un sino
y el camino modificar?
¿Qué libertad se ha de esperar
si estamos bien ligados,
con fuerte soga atados,
y ausentes del devenir
no podemos más que admitir
el dictado de los hados?

Segismundo, hijo del rey,
años pasó encerrado.
Desde la cuna malcriado,
lejos, fuera de toda grey,
sin religión, credo ni ley.
Más tenía él de fiera,
con los impulsos muy fuera,
que de hombría racional,
inclinado a lo pasional
y sin límites que viera.

Basilio era su ascendencia,
rey que en los astros veía
el futuro que vendría
siendo hábil en la ciencia.
Una terrible experiencia
fiel a sus sueños acudió,
experiencia que confirmó
el falso fluir de los astros
—nacida en lóbregos antros,
filtros de razón no pasó—.

El rey vislumbró, soñando,
que se tintaba carmesí
su alrededor en frenesí
de combate, y dormitando
comprobó que era su mando
por su hijo arrebatado,
y que su reino, ajado;
era deber del rey evitar
esas cosas y encarcelar
al vástago malhadado.

Agradecido al momento,
el de mente como el hielo
loas dispuso al buen cielo,
al acertar el firmamento
el futuro acontecimiento.
Presto llamó de inmediato
a Clotardo: el contrato,
como honroso caballero,
le forzaba a ser carcelero
de la prisión y el maltrato…

…de hijo con tal mal sino,
no fuera que se cumpliese
el aviso y viniese,
siendo viso del destino,
haciéndose allí camino,
la negra señora muerte,
embocadura alta y fuerte,
catadura de ocre sabor:
su sangre cual agrio licor
vertido así, de tal suerte.

Segismundo su castigo
clama, lamentos de peso,
y gime la pena preso,
al abrigo del postigo,
ventanal y único testigo
de lo que afuera acontece.
Libertad, a lo que parece,
con la que las fieras juegan,
con la que las aves vuelan
y la verde maleza crece.

En tanto que la senectud
fuerza a largas reflexiones,
también carga de razones
y pesares, y en esta actitud,
tornada orgullo en juventud,
en prudencia se convierte,
y es cuando el rey advierte
que ha de permitir libertad
a su hijo; oportunidad
de salvar su esquiva suerte.

En estas cosas pensado,
el viejo rey concluye
que si bien todo fluye
su vástago será coronado.
Y al contrario; si apenado
comprueba que es una fiera,
preciso que dormido fuera,
que pareciera todo teatro.
¡Por el sueño como trato
cierta suerte no creyera!

Segismundo se ve libre
entonces, y en las primeras
acciones y en las postreras
demuestra su mal calibre:
mal mimbre que solo vibre
con el vano y cruel despecho;
las pasiones de su pecho
le rigen, busca venganza
y carece de templanza.
Le duermen, vuelve al lecho.

Encadenado a su torre
no discierne lo pasado
vivido con lo soñado.
Parece que nada lo borre,
que el horror sin más ahorre
cargar pesadas cadenas,
de sobrellevar estas penas,
¡él, que libre se vio soñando,
con sañuda arma empuñando,
vuelve ahora a sus condenas!

Y el rey nombra su herencia,
hallándola en extranjeros
que el pueblo ve lisonjeros,
indignos de reverencia.
Del vulgo la querencia
era a Segismundo hacer
rey, y así hacer valer
la dignidad del príncipe,
haciéndole partícipe
de libertad, mando y poder.

Y el príncipe, rescatado,
derrota en la batalla
a su padre, rey de talla,
rey perdido, quien afligido,
triste y abatido detalla,
rendido ante el sucesor,
su rendición. El vencedor
demuestra en su victoria
tener conquistada gloria,
sangre noble y grande favor.

Permitidme la licencia
de este verso permutar
para otros asilvestrar,
que la décima es ciencia
que agota mi paciencia.
Paso ahora a los trinos
y ando los caminos
de la silva, a sabiendas
que pierdo en prebendas
pero no son tan dañinos.

Decíamos antes que, indulgente,
ofrece perdón sincero al regente.
Comprueba, en efecto,
que el acto electo
que dicta el esquivo hado no es ciencia,
que es locura, demencia
pura, pues al destino,
al hado y al sino
se le ha de agregar
el inalienable albedrío, y sumar
el orden ante la vida,
que es experiencia cierta, vivida,
ya en sueños, vida o muerte,
la de buscar a la huidiza suerte.
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El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.

[cavilius]

Unas décimas sí que parece que tiene el autor, sí. Va a ser esto que ha estado leyendo a Calderón...

[Javi_LR]

¡Ja, ja, ja...! No das puntada sin hilo, no.

Ahora bien, también se ha de estar un poco loco para leerse todos estos versos. ¿No te ha entrado un sopor como muy de Segismundo?
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El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.

[cavilius]

Lo que peor he llevado ha sido cuando no respeta el octasílabo ni la rima consonante. Es duro eso...
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Otros pueblos tienen santos, los griegos tienen sabios.
Friedrich Nietzsche
La vida solo puede ser comprendida mirando atrás, pero solo puede ser vivida mirando adelante.
Søren Kierkegaard

[Javi_LR]

¿Ein?
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El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.

[cavilius]

Que digo que hay algunos versos que no son de 8 sílabas, que son de 9; y alguna rima que otra (creo que en realidad solo una, je) que no es consonante sino asonante. Y digo que eso es lo que peor llevo, que se hagan las décimas sin tener en cuenta su octosilabidad consonántica. Una décima es una décima, y un décimo es un décimo. Hombreya.
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Otros pueblos tienen santos, los griegos tienen sabios.
Friedrich Nietzsche
La vida solo puede ser comprendida mirando atrás, pero solo puede ser vivida mirando adelante.
Søren Kierkegaard

[Javi_LR]

Ah, ya, eso sí, yerros, a tropecientos, pero me despistaba ese fallo consonántico (que aún no veo, oh vate).
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El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.

[cavilius]

Tal que este:

[Javi_LR]

Ahora sí que veo, dostó.
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El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.