GO WEST YOUNG MAN – Tiburce Oger y otros autores

“Dejó atrás todo lo que conocía para hacer realidad sus sueños”.
(Un horizonte muy lejano, 1992).

Dos fechas claves. La primera, alrededor de 1820, el país recién nacido tras una cruenta guerra de independencia, Estados Unidos, sigue recibiendo cientos de miles de migrantes y ya no son solo holandeses e ingleses, sino también irlandeses, alemanes, escandinavos, italianos, eslavos o judíos provenientes de Europa Central. Se calcula que entre 1820 y 1860 los Estados Unidos acogieron alrededor de cinco millones personas que deseaban huir de las miserias del Viejo Mundo. Aun así, es evidente, esta explosión demográfica era imposible de soportar para las otrora Trece Colonias originales, por lo que las autoridades políticas del momento decidieron aliviar la presión que soportaban algunas ciudades como, por ejemplo, Nueva York.

Así pues, esto se pudo lograr, por un lado, gracias a los avances técnicos con los que afrontar la dura orografía del terreno, como el nacimiento del servicio de cartografía, la construcción de líneas férreas o las expediciones que buscaban sendas con las que hacer avanzar a los pioneros; y por otro, no nos podemos olvidar de la importancia de la misma prensa en la que se publicitaban mensajes a toda página que prometían a los parias del mundo que al otro lado de las Montañas Rocosas se encontraba la Tierra Prometida del Oeste en la que todo el mundo tenía derecho a un número limitado de acres de tierra y en la que al echar una semilla surgían casi de milagro todo un sinfín  de alimentos. La promesa dorada de «¡ve al oeste, muchacho y progresa con el país!» caló tan profundo que en muy poco tiempo cientos de personas, la gran mayoría de ellas en enormes carros conestoga tirados por seis u ocho caballos, se encaminaron con ilusión a recorrer distintas rutas, ya fueran la Senda de Oregón, la de California, el Viejo Camino Español o el de Santa Fe.

Y ahora corramos un poco en el tiempo. Más o menos 142 años, y situémonos en 1962 cuando se estrenó la súper producción La conquista del Oeste. Realizada por varios directores, con un reparto estelar de actores del momento y proyectada en las salas de cine con el método del Cinerama, los espectadores de todo el mundo, sobre todo norteamericanos, podían sumergirse en los avatares y en la épica de cómo su país se fue fraguó desde las arriesgadas aventuras de los pioneros y tramperos que comerciaban con los nativos, pasando por cruentas guerras, hasta observar los símbolos más eternos de su país como fue la construcción del tren transcontinental. En verdad todo un carrusel de hazañas que hacían vibran al espectador. Pues bien, esta forma episódica de contar un tiempo y un lugar es la que ha elegido el historietista Tiburce Oger en su recopilación de historias titulada Go West young man (Norma Editorial, 2023) junto con una serie de importantes dibujantes, con la intención de  mostrar cómo fue aquella aventura de la conquista del Oeste. Una gesta llena de peligros, valentía, injusticias, odios cainitas y esperanza.

Las historias que estos dibujantes nos ofrecen no están colocadas de forma aleatoria sino siguiendo un orden preciso y con un elemento vertebrador: un reloj de oro. Al principio asistimos a la compraventa de una granja en mitad del desierto de Nuevo Méjico en 1938 pero cuando el representante de los compradores halla este antiguo adminículo en la casa de dicho granjero, para su sorpresa, éste decide no venderlo pues aclara que tras él hay una gran historia y que si uno lo desea adquirir ha de ganárselo. Y es que detrás de su fachada áurea nos encontramos con un reloj que ha pasado por diferentes dueños. Su viaje principia con las luchas que sostuvieron los ingleses con los indios tras la derrota de los franceses en la Guerra de los Siete Años. Tras la aparición de dicho reloj de oro seguimos las aventuras y desventuras de los pioneros y tramperos que comerciaban con pieles de castor y otros animales, y acto seguido seguimos con la entrada de los navegantes de las praderas, los valientes migrantes, que con sus conestogas y con un ojo puesto en sus rifles Kentucky avanzan por esos mares de hierba en busca de la redención. Y a partir de aquí asistimos a todo un carrusel de episodios que han quedado impresos en la memoria colectiva como las largas cabalgadas del Pony Express; las incruentas  guerras de Secesión o Indias; la caza de forajidos por incansables Marshall; la liberación de mujeres y niñas secuestradas por los susodichos indios (al modo de Centauros del desierto); y concluyendo con la Revolución Mexicana para finalmente volver de nuevo a esa granja que va a ser expropiada y en la que se halla un pequeño reloj de oro que ha visto mucho polvo, mucha ilusión, mucho dolor, y por qué no decirlo, ríos de sangre en una nación que empezaba a nacer.

El compilador de estas historias que ahora les presento, nos dice que es un enamorado del Western y que desde niño siempre ha querido hacer una recopilación de sus principales hechos en un solo volumen. Siguiendo el lema y frase épica de El hombre que mató a Liberty Valance: “Esto es el Oeste, señor. Cuando la leyenda se convierte en un hecho, se escribe la leyenda”, Tiburce Oger hace desfilar por sus páginas una gran variedad de figuras que el cine a impreso a fuego en nuestro cerebro: forajidos ávidos de sangre y oro que robar; prostitutas en busca de perdón; ataques de indios a largas columnas de carromatos que circulan hacia el Oeste envueltos en polvo, olor a café y beicon frito; rudos libertadores de niñas secuestradas; soldados de caballería tostándose en el sol del Memorial Valley y siendo acosados por los indios de Gerónimo; tahúres que circulan de saloon en saloon mostrando roñosas y trampeadas cartas; o tramperos equipados con sus gorros de castor y pieles de osos que reman por un prístino rio hacia su siguiente venta. Y esto es solo un ejemplo de todas las historias que el lector se va a encontrar dentro de este volumen. En cuanto a dibujo señalar que es muy variado pues está confeccionado por una gran nómina de dibujantes ofreciéndonos desde líneas precisas y muy realistas o otras viñetas donde importa más el color efectista y simbólico aunque en todas ellas lo que prima por encima de todo es la narración en sí, la historia de una leyenda que perdurara a través de los siglos.

Tic tac, tic tac, tic tac.

*****

Tiburce Oger y VV.AA., Go West young man, traducción de Eva Reyes de Uña. Barcelona, Norma Editorial, 2023, 113 páginas.

     

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Hislibris te informa de que los datos de carácter personal que nos proporciones rellenando el presente formulario serán tratados por Ediciones Evohé, S.L. como responsable de esta web. La finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales que te solicitamos (nombre y correo electrónico) es únicamente gestionar los comentarios que realices en este blog y jamás serán compartidos con terceros (salvo requerimiento legal). Legitimación: Al marcar la casilla de aceptación estás dando tu legítimo consentimiento para que tus datos sean tratados conforme a las finalidades de este formulario descritas en la política de privacidad. Como usuario e interesado te informamos de que los datos que nos facilitas estarán ubicados en los servidores de Factoría Digital (proveedor de hosting de Hislibris) dentro de la UE. Ver política de privacidad de Factoría Digital. Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en hislibris@hislibris.com e info@edicionesevohe.com, así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control.