LA BARRACA – Vicente Blasco Ibáñez

Estamos, sin duda alguna, ante una novela eminentemente valenciana. No solo traslada al lector las costumbres tan propias de aquella región, sino que, además, el autor nos presenta una forma de ser enmarcada en las reacciones y querencias de aquellos hombres y mujeres llenos de resquemor y memoria, aliñados con un tanto de superstición y mucho de pobreza añadida. En este caso, la envidia, característica tan humana, mezclada con ciertos valores enmascarados entre la amistad y el odio al amo, se fusionan con la presencia del extraño, el que llega de otras tierras y busca un nuevo hogar donde echar raíces. El odio renace ante el desconocido que, no solo viene de Dios sabe donde, sino que además, para más inri, busca salir adelante a base de trabajo y esfuerzo, mientras otros, sus vecinos, llevan años intentando sobrevivir en aquellas duras tierras baldías y dependientes del agua escasa que se reparte por voluntad humana. Esa fobia al extranjero, se potencia en esta terrible historia de odios y envidias, en una época y un entorno tan fértil y propicio a sacar lo peor de las personas.
Además, el escritor valenciano, aprovechando que nos cuenta esta terrible historia, nos presenta una serie de tradiciones propias de la Valencia rural y tradicional del siglo XIX. Entre los dimes y diretes de la trama principal, Blasco Ibáñez nos adentra en algunas de las tradiciones de la zona que enriquecen, en gran manera, su ya notable literatura y experiencia narrativa, rica en matices, sentimientos y buen hacer. Me refiero a aquel capítulo en el que se presenta al lector el hacer del Tribunal de las Aguas de Valencia, tan lleno de costumbre y tradición, tan propio y único en aquellas tierras. También describe maravillosamente bien la realidad de los mercados de animales que se situaban en las afueras de Valencia, donde se ponían a la venta, buenos y malos animales de labranza y monta, para quienes buscaban la diferencia, dentro de sus complejas economías, con la que afrontar la búsqueda del fruto de aquella tierra a veces tan ingrata pero también prometedora y rica. Y resulta impactante también, la no menos interesante narración que realiza de la durísima tradición existente alrededor de la muerte, el funeral y el dolor del ser querido.
Todos estos enfoques completan una novela costumbrista, enmarcada en el campo valenciano, absolutamente crítica con una realidad social terrible y con la presencia del ser humano pendenciero, envidioso, cruel y egoísta, argumentos potenciados por la profunda superstición de un pueblo pobre, inculto e iletrado. Don Vicente se suma a esos escritores de su generación que asumen en sus libros, una misión por mostrar la oscura realidad de una época que marcó un país y una realidad que, desgraciadamente, sigue formando parte de la idiosincrasia del valenciano, y cómo no del español de hoy en día. Un libro indispensable en su lectura y del que hay que sacar más de una enseñanza.
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Vicente Blasco Ibáñez, La barraca, edición de José Más y María Teresa Mateu. Madrid, Ediciones Cátedra, 2006, 232 páginas.
Me encanta que en la Papri haya espacio para novelas clásicas…
En eso estamos, amigo…
Vi la serie siendo niño cuando la dieron por la tele, hará más de 4 décadas, y me impactó. Y la novela hace tiempo que la quiero leer.
Creo que tenía 2 rombos. Yo no la ví… no me dejaban.
Enhorabuena por la reseña y, especialmente, por recordar al maestro valenciano…
Una gran lectura para el verano!
Uno de los escritores preferidos de la época. No se merecen. Gracias a ti