LA CASA DE LAS MINIATURAS – Jessie Burton

Casa de las miniaturas, La_135X220“Una de las mejores novelas del año”, “Un libro que nadie debería perderse”, “Una obra maestra”… Me sorprende la facilidad con la que los críticos literarios que publican en la prensa escrita (y ya no hablo de los blogueros) califican de obra maestra cualquier novelilla de verano. Debería de haber una sanción por hacerlo. Por engañar gente o por su mal gusto. Para el caso me da igual. Imagino a la autora, Jessie Burton, en unas vacaciones en los Países Bajos. Paseando en bicicleta por sus hermosos puentes sobre los canales, tomándose un cafecito en alguna terraza o fumándose un churrillo de marihuana mientas disfruta del atardecer amsterdamés. Un día decide, como todo buen viajero que se precie de ser algo más que un turista de postal, visitar el Rijksmuseum. Uno de los diez mejores museos del mundo según algunas encuestas. Se renta una audioguía y selecciona la opción 1: Las obras maestras del museo en 90 minutos. Admira la deliciosa Lechera de Vermeer, aplaude el Tríptico del becerro de oro de Van Leyden, y se sorprende con la precisión y belleza del monumental La ronda de noche de Rembrandt. Sigue por la sala de la grandeza naval holandesa, pasa por la hermosa biblioteca del museo y, de repente, se encuentra con una sala llena de mujeres. No digo que sea una sala exclusiva para mujeres —no se me vayan a ofender las lectoras— pero la verdad es que la sala dedicada a las casas de muñecas de las señoras copetonas del siglo de oro holandés, solo atraen a mujeres y “algún que otro turisto despistao”. No hablo de oídas, no. Lo digo porque acabo de estar allí y como ya me había comprado y leído el libro tenía curiosidad por conocer al objeto culpable. Me quedé en un rinconcito de la sala espiando a las mujeres que observaban las casas de miniaturas. Una de ellas en particular le dedicó suficientes minutos como para poder fantasear una novela. Miraba con meticulosidad cada una de las habitaciones y los múltiples objetos que en ellas había y después dejaba perdida su mirada en algún lugar del techo imaginando quién sabe qué travesuras. Así imaginé a la escritora. Era imposible no hacerlo. Imaginé a Jessie Burton quitándose los audífonos de la audioguía y pensando, con un cierto cosquilleo en el estómago, que ahí había una historia que contar. 

Quizá un día de finales del siglo XVII una adolescente recién casada llamaría a la puerta de una lujosa casa en el barrio más rico de la ciudad de Amsterdam. Quizá su marido era un rico comerciante unos veinte años mayor que se casó por interés y, a sabiendas de que nunca podría amarla, quiso compensar su cama vacía con un caro y extravagante regalo de bodas. Quizá en la casa además del marido habitaban una estricta y recatada mujer —su cuñada— y sus dos criados. Y uno de los criados podría ser negro para darle una nota de color y los vecinos podrían ser unos envidiosos hijos de la puta para darle una nota de intensidad y todos todos podrían guardar oscuros secretos inconfesables para darle una nota de suspenso. Hasta aquí todo bien. Todos los ingredientes para una buena novela estaban en la bolsa.  El problema es que si para escribir una buena novela sólo hiciera falta imaginación muchos ya nos hubiéramos lanzado a la aventura de publicar. Porque con todo el respeto que el acto de la creación merece si uno no está muy convencido de la calidad de su producto lo mejor es repartir el texto entre los amigos y después invitarlos a alguna terraza de Amsterdam a tomar una cerveza. Heineken, por ejemplo, que es la cerveza local y se hace con el agua de esos canales que se tragan al año unas docemil bicicletas —que es lo que le da ese sabor tan particular—. En la tertulia nunca faltará ese amigo sincero que al calor de las cervezas, en un ataque de sinceridad literaria te diga: “Mira, mi Jessie, ya sabes que se te quiere pero  la verdá es que tu novelita está bien pinche mala”.

Si además vas a escribir una novela histórica necesitas dedicarle tiempo a la investigación. No es suficiente con que analices escrupulosamente las miniaturas de la casita y te sepas dos o tres datos sobre el siglo de oro holandés: la moneda que circulaba, la comida que se preparaba o la ropa que se vestía. Corres el riesgo de que tu astuto lector se dé cuenta del vacío y no se crea nada de lo que le cuentas y que tus personajes se queden planos y que la historia se desbarate con la humedad del ambiente. Dicen los que saben de estas cosas que hay que escribir mucho y tirar muchas páginas a la basura hasta que sale algo digno de ver la luz. No pasa nada. Lo que no se vale es que las editoriales nos vendan una novela amateur como si fuera una obra maestra. ¡Qué estamos en el Rijksmuseum, caray! Un museo que se construyó para darles gloria eterna a los genios neerlandeses que nos legaron  verdaderas obras maestras. No es lugar para engaños. Yo llevaba el libro bajo el brazo. Me lo terminé de leer en el avión y se me ocurrió que sería un acto de justicia poética dejarlo abandonado en el museo que lo inspiró. Justo en la sala en donde se exhibe la casa de miniaturas de Nella Oortman. Pensé en tirarlo a un bote de basura. Lo reconozco. Pero no tuve corazón. Estaba de buenas: el arte me llena el alma. Así que decidí abandonarlo en una mesita con una simple nota de advertencia en la primera página: Está prohibido tirar libros en los canales.

 

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28 comentarios en “LA CASA DE LAS MINIATURAS – Jessie Burton

  1. Balbo dice:

    Pues a mi mujer le está gustando este libro. Y si a ella le gusta, para mí, no hay mejor seguro literario.

  2. Rodrigo dice:

    Je, je. En caso de escribir una reseña negativa, me gustaría escribirla así, como ésta: con retranca y simpaticona al mismo tiempo. ;-)

    Tengo la novela en la pila, ya veré qué tal. Pero no es infrecuente que los exitazos editoriales sean apenas una pompa de jabón, tal que ciertas estrategias publicitarias lo vuelven a uno suspicaz; las socorridas banditas rojas alrededor del libro, por ejemplo. Conclusión: no hay que hacer mucho caso de la publicidad estridente o hiperbólica.

    Saludos, Caballero.

  3. cavilius dice:

    Había oído hablar muy bien de esta novela, y a puntito estuve en una ocasión de comprarla. ¿Y ahora qué?

    Espléndida reseña, Caballero.

  4. Vorimir dice:

    Una mala novela histórica (o una «novela ambientada en») puede ser una novela entretenida, ya depende lo que uno busque, supongo. A ver si alguien más la ha leído y opina.

    Divertida reseña de Caballero. :D

  5. Caballero dice:

    Muchas gracias Rodrigo, cavilius por sus buenos comentarios. La verdad es que estaba tan enojado con la novelita que decidí tomármelo con humor. Al principio fluye bastante bien, sin sorpresas incluso con un toque que hasta me atrevería a calificar de perezrevertiano (a lo mejor la esposa de Balbo anda por estas páginas) pero después se enreda en el vacío. No sabe cómo seguir, cómo mantener el interés o enriquecer la historia y exprime y exprime la casita hasta que no le queda más jugo que el amargo. No podría haberla descrito mejor que con el símil que usó Rodrigo: una pompa de jabón que revienta a los pocos capítulos. Yo no la recomiendo pero con las críticas y las opiniones ya nos vamos conociendo los gustos. Ahora, por ejemplo, estoy leyendo Plenilunio de Muñoz Molina (autor que no tenía el gusto de conocer) y me parece impecable. A falta de pocas páginas para terminarlo lo calificaría de delicia literaria. Hay de libros a libros y de autores y autores y si me voy a mojar no será recomendando novelillas de verano, desde luego.

    Nuri te agradezco la portada una vez más. No sé si lo haces conscientemente o ya eliges las fotos con un talento natural pero la foto de Jessie Burton es perfecta. En la imagen completa se ve a la autora en primer plano mientras al fondo dos niñas y una señora disfrutan con atención de la casa de miniaturas de Nella Oortman mientras a la izquierda un «turisto despistao» con los brazos cruzados parece que se pregunta: ¿Qué hago aquí?. Foto y texto, sin conocerse exponen la misma idea. Un abrazo.

  6. Valeria dice:

    Yo, Caballero, agradezco todas las reseñas, tanto las que me incitan a leer como las que advierten que me lo piense antes de hacerlo. Pero hoy, sobre todo, agradezco el tonito de la misma, (en mi tierra apreciamos mucho la retranca) que me ha provocado una sonrisa en un dia más bien gris. Y además, no me gustan las casas de muñecas :-). Gracias, pues.

  7. Nuruialwen dice:

    Me alegro de que demos en la diana, Caballero (sí, el fragmento de portada demandó su espacio en la cabecera, pero la foto de la autora tiene su miga, efectivamente, y completa aún más, como bien viste). Gracias a ti, también por tus letras. Otro abrazo para allá.

  8. Caballero dice:

    Muchas gracias, Vorimir, Valeria, Nuru. Yo también estoy esperando a que alguien que la haya leído y disfrutado opine para poder contrapesar mi reseña. La verdad es que en varios de los blogs que estuve revisando las críticas eran bastante favorables. Será que me estoy haciendo viejo. Días grises y retranca me parecen ingredientes obligados de un buen caldo gallego, Valeria. :-P

  9. Caballero dice:

    Por cierto, Rodrigo, es un honor que escribas que si escribieras una reseña negativa lo harías así: con retranca y humor. :) Ahora acéptame un consejo literario: retira disimuladamente la novela de Burton de la pila para que la pila, que es celosa y caprichosa, no se dé cuenta y sustitúyela inmediatamente por una novela de Antonio Muñoz Molina. Tu alma y buen gusto te lo agradecerá. Y tú me lo agradecerás a mí. Seguro. ;)

  10. Rodrigo dice:

    Gracias por la recomendación, Caballero. La verdad es que Muñoz Molina no me es desconocido, leí El jinete polaco en la época en que causó furor, o poco después (principios de los 90, si mal no recuerdo). Luego cayeron otras novelas, dejándome en general una muy buena impresión.

    Sefarad es lo último que leí de Muñoz Molina, hace ya un buen rato. Un libro estupendo que reforzó mi interés en ciertos personajes de los que, con el correr de los años, me he ido interiorizando mejor. Me refiero a gente como Evguenia Ginzburg, Jean Améry, Willi Münzenberg, Nadezhda Mandelstam, Walter Benjamin, Victor Klemperer y otros. Fuera de la relevancia intrínseca del tema y de los personajes, me pareció una obra muy bien trabajada.

    A propósito de Münzenberg, quien fuera el propagandista estrella de la URSS en los años 30: dice Muñoz Molina en la nota final de Sefarad que al susodicho lo descubrió merced a El fin de la inocencia, reputado libro de Stephen Koch sobre las actividades del personaje. Hace poco me hice al fin con un ejemplar del mismo y lo devoré enseguida. Excelente trabajo. No sólo un gran retrato del protagonista sino una panorámica esclarecedora de lo que se cocía en aquella época, sobre todo entre los intelectuales: la Rive Gauche, el círculo de Bloomsbury y los espías de Cambridge, el papel de Máximo Gorki, la “conexión yanqui”: Sinclair Lewis, John Dos Passos, Hemingway… Muy bueno.

    Casi se me escapa: no he leído Plenilunio, Caballero, va directo a mi lista.

  11. Urogallo dice:

    Muñoz Molina es uno de mis pendientes eternos…y ahí sigue.

  12. Balbo dice:

    Yo de Muñoz Molina solo he leido «Cordoba de los Omeyas», que por cierto os recomiendo ;-)

  13. ARIODANTE dice:

    Buenas…pasaba por aquí y me he fijado en esta reseña. Caballero, has escrito un texto pleno de humor para endulzar una crítica bastante radical. Una estupenda reseña. Lástima que no he leído el libro para contrastarla, pero se me ocurre que quizá no sea exactamente una novela histórica. Es decir, que si analizamos un texto partiendo que se ha de ajustar a unos presupuestos, y luego estos no se cumplen, el texto se cae.
    Me explico: lo que parece obvio es que esta novela es una novela de intriga, de protagonismo femenino, ambientada el el XVII holandés. Que una novela se ambiente en la Grecia clásica o en el siglo de oro no quiere decir que sean novelas históricas. Y no quiero con esto resucitar la eterna polémica que ha llenado páginas y páginas de comentarios en este espacio que nos une. Pero veo que últimamente la mano se abre bastante en Hislibris y aquí van apareciendo textos que poco tienen de histórico, salvo el marco. Las novelas de intriga son intrigas, thrillers, las de aventuras, ídem, etc, se ambienten donde se ambienten. Y no sigo.
    Mi pregunta de examen es, Caballero: ¿como novela de intriga funciona? Es decir: ¿Atrapa? ¿La trama está bien hilada? ¿ los personajes tienen profundidad psicológica, son verosímiles? Porque si así fuera, simplemente este espacio no es el lugar para hablar de ella. Y si ni siquiera funciona como novela de intriga, ¡apaga y vámonos! Si no hay por donde agarrarla…Entonces tu crítica está plenamente justificada. Ni cumple el requisito histórico, ni el de intriga, ni el psicológico. ¡Una ganga! El hecho de que haya tenido tanto éxito puede tener diversas explicaciones, pero esto es otra historia…

  14. Caballero dice:

    Tengo la sospecha de que la novela fue pensada, escrita y publicada como novela histórica. De hecho en la mayoría de reseñas en prensa y blogs que leí la tratan como tal. Ahora bien tu observación es absolutamente pertinente. ¿A pesar de estar ambientada en Amsterdam en el siglo XVII es para mí una novela histórica? Mi respuesta es no por la sencilla razón de que no puede haber una novela histórica si no hay antes una sólida documentación que sostenga el escenario, sea después un thriller o una novela de aventuras o de amor o de lo que se le ocurra al escritor. Pero como novela histórica la trataron y como novela histórica la reseñé; como obra maestra la trataron y como obra maestra la critiqué. Ahora bien la novela no funciona ni como novela histórica ni como novela de intriga ni como literatura de calidad. Es un ejercicio de escuela de escritores, un trabajo de fin de curso. Al principio se mantiene pero después se deshace. Los personajes son planos, aburridos; la trama está mal construida y el ritmo, el estilo y la calidad literaria sencillamente no existen.
    Vaya… que no me quiero enganchar con el tema que después me pasa como con el Circo Máximo de Posteguillo (que, por cierto, ¿ya no se animó a escribir la tercera parte de la trilogía? Seguiremos esperando que algún lector de La casa de las miniaturas se anime a defenderla con argumentos. Mientras, si me lo permiten, me iré a comprar «Córdoba de los Omeyas» para reseñarla. :)

  15. Caballero dice:

    Vaya… me están moderando la respuesta a Ariodante. No me moderaban desde que andaba dando mis primeras teclas por estas páginas. Bueno, les decía que me encantaría reseñar una novela de Muñoz Molina pero no sabía si alguna de ellas aplicaba como novela histórica. Quizá la que nos recomienda Balbo: Córdoba de los Omeyas… pudiera ser.

  16. Balbo dice:

    «…me iré a comprar “Córdoba de los Omeyas” para reseñarla. :) »

    Por un lado, tarde en lo de reseñarla porque esta reseña la envie yo hace ya tiempo; y por otro lado, ¡ánimo para encontrarla! pues está algo descatalogada. Los únicos sitios donde puedes pillarla son o bien una biblioteca o una librería de segunda mano (y tampoco es facil, te lo aseguro). ;-)

  17. Caballero dice:

    Pues no sabes el gusto que me da saber que ya reseñaste el libro, Balbo. Esperaré impaciente a que la publiquen pronto. Cuando se me complica encontrar libros siempre recurro a internet y tarde o temprano caen en mis manos. :)

  18. ARIODANTE dice:

    Me doy por respondida, Caballero, y como mi tiempo es oro, paso de leer tal novela. Y en cuanto a la moderación, no sufras porque mi comentario ha sido moderado antes de tu respuesta…
    Yo no creo que una novela para calificarse de histórica deba ser perfecta en documentación y ambientación, aunque es importante para que sea una buena novela, no es lo definitorio. Lo que sí es en mi opinión imprescindible es que haya en ella algún hecho o personaje histórico, tanto si es el central como si se cuenta como secundario, tanto si se mezcla con personajes o sucesos de ficción o no. Y esto da para mucho, pero también elimina muchas novelas que son, propiamente, de aventuras, o de fantasía, o thrillers. Porque si solo consideramos la época en la que está enmarcada la narración, el 99% de las novelas que se ambientan en una época de 70 años hacia atrás, serían todas históricas. Yo considero que si una novela, esté enmarcada en la época que se quiera enmarcar, centra su atención narrativa en una intriga imaginaria de personajes imaginarios, o en unas aventuras, o en una fantasía, o simplemente es una novela de personajes, psicológica, lo que define a la novela es ese argumento central y dominante. Creo que toda buena novela supera las categorías, y lo importante para mí es su cohesión interna, no su categorizacion. Guerra y Paz es una novela histórica. Anna Karenina, no. Por poner un ejemplo con dos obras colosales.

  19. ARIODANTE dice:

    Ya es el segundo comentario que me moderan hoy, ¡caramba!

  20. ARIODANTE dice:

    Y está en moderación desde anoche! Grrrr!!!

  21. Caballero dice:

    Muy buena argumentación de lo que consideras novela histórica, Ariodante. Bajo esos supuestos entiendo que sientas que muchas de las novelas reseñadas en Hislibris no entrarían en la categoría de históricas. Es un debate apasionante que supongo ya han tratado hasta el cansancio. De todos modos la novela es un género tan híbrido que sospecho que sería prácticamente imposible diseccionarlas por géneros puros.

  22. Rodrigo dice:

    “Es un debate apasionante que supongo ya han tratado hasta el cansancio.”

    Tal cual. Años atrás fue un tema de gran convocatoria en la arena hislibreña, Caballero.

    El hibridismo es uno de los grandes privilegios de la novela, sin duda. Y vaya que lo reivindica la narrativa actual, con la no-ficción (término tan feo pero expresivo) filtrándose por todos lados.

  23. ARIODANTE dice:

    Efectivamente, Rodrigo. el hibridismo es un privilegio del arte, en general. Y en esta página se ha reseñado mucho híbrido, claro. Últimamente, más. Con el ensayo (o la no ficción) no hay tanto problema, aunque lo intentan, desde luego.

    No sé si por influencia del cine, donde son tan importantes los géneros, pero a mí me gusta seguir esas no escritas normas. Es decir, si busco una novela del Oeste, no me apetece que me salga un detective, sino un trampero. Si busco una novela policiaca, no quiero una historia de amor romántica, quiero asesinos, policías y pistas; si lo que deseo es fantasía, no quiero realismo.

    Sin embargo…si lo que quiero leer (como suele ocurrir) es una buena novela, en realidad no me paro a pensar en qué genero enmarcarla, porque seguramente superará todos los géneros.

  24. Rodrigo dice:

    Sí, del arte en general, pero tratándose de literatura, la novela da mucho más margen al hibridismo que el relato, obviamente. Cosa de la extensión.

    La verdad es que, en vez de otra cosa, lo que tenía en mente era la indeterminación de género o combinación de géneros en una misma obra literaria: ficción, reportaje, memorias, crónica de viajes, testimonio, reflexión filosófica, etc. Literatura transfronteriza, por así decir, como la que cultivan Enrique Vila-Matas, César Aira, Patrick Modiano y Emmanuel Carrère, por ejemplo. O lo de Mempo Giardinelli en Final de novela en Patagonia, que en parte es libro de viajes y en parte novela “en marcha”. El mismo formato de la novela en marcha, ya puestos: Soldados de Salamina (J. Cercas), El vano ayer (Isaac Rosa), HHhH (Laurent Binet)… El autor como personaje y la escritura como tema, entremezclándose con la parte de ficción acabada, por así decir. Hibridismo total.

  25. Rodrigo dice:

    (Puaf, “por así decir”, “por así decir”: la maldición de las muletillas.

    Ya me desmoderan, Ario.)

  26. ARIODANTE dice:

    Si, sé lo que quieres decir. Híbridos entre ficción y no ficción. Esto es una moda relativamente reciente. A veces tiene buenos resultados, y a veces queda fría y distante. Yo me refería más al hibridismo dentro de la ficción.

  27. Caballero dice:

    Pues hablando de híbridos de novela histórica llevados a la altura de obra maestra debo mencionar a nuestro reciente premio Cervantes, Fernando del Paso. Su novela «Noticias del imperio» es una de las grandes piezas literarias del siglo XX así que es buen momento para leerla o releerla. Y entre los buenos resultados en híbridos de ficción-no ficción dentro del género de novela histórica ahí tenemos la última novela de Pérez-Reverte: Hombres buenos. Ésa sí, una de las mejores novelas históricas (para quien la considere como tal) del 2015.

  28. Lea Schutz dice:

    Es la primera vez que entro aquí.
    Les quiero decir que es una herejía comparar este bodrio de “La casa de las miniaturas” con las pocas obras que leí de Muñoz Molina.
    No tiene de donde prenderse.Coincido con el tema de las editoriales,su publicidad y bombo que le dan a algunos escritores.
    Bueno,fue un gusto!

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