LA NUEVE. REPUBLICANOS ESPAÑOLES EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL – VV.AA.

Ya sé que no está bien, y no es la primera vez que lo digo, y que tal vez debería ser especialmente reticente en reseñar un libro en cuyos créditos figuro, aunque sea como último y más modesto asesor junto a gigantes, pero permitidme que me desquite al verme reivindicado, y no por mi propia voz, tras una larga lucha. Los republicanos españoles que combatieron en la Segunda Guerra Mundial fueron la clave de la victoria. Resistieron en Bir Hakeim, desembarcaron en Normandía, fueron los únicos que hicieron algo en la … puñetera resistencia y, por supuesto, conquistaron París ellos solitos. Vulgo, y no tan vulgo, dixit. ¿Exagero? Todas estas afirmaciones me han ido llegando a lo largo de los años, a veces teñidas de un cierto desdén por los franceses, otras con desmesurado orgullo y las más con cierto tono de irónica condescendencia. Y siempre me preguntaba: «si tan superiores fueron al soldado alemán, ¿cómo es que fracasaron en nuestra Guerra Civil?». Llegados a este punto, creo que no me he dejado una sola mina sin pisar y me disculpo por adelantado si al final así ha sido, que son muchas e igual no las tengo todas localizadas, pero vamos al grano.

Ante todo, cabe afirmar y confirmar que la historia de los exiliados españoles que combatieron en la segunda guerra mundial fue una historia de heroísmo. No me cabe la menor duda de ello no solo por convencimiento sino también por la información que he ido recopilando sobre el tema a lo largo de los años. Permitidme que me explique un poco.

Convencimiento, porque hay que tener convicciones muy claras para salir de una guerra y meterse en otra. Porque tras los sufrimientos de la Guerra Civil, y con el sabor de la derrota en la boca, somos muchos los que entre seguir en la brecha y tomarnos el merecido descanso hubiéramos elegido, sin pensarlo, la segunda opción. Más aún con el fracaso a cuestas y con la superioridad de la Wehrmacht –certificada en junio de 1940– a la vista. Cierto es, que las circunstancias parecieron empujarlos en esa dirección: la vida en los campos en los que fueron concentrados fue durísima, y unirse a las unidades de trabajadores o a la Legión Extranjera francesa dos de los modos de salir de allí; y además, la Segunda Guerra Mundial, que comenzó cinco meses después del final de nuestra Guerra Civil, se les echó encima en seguida. Pero, por otro lado, hubo quienes optaron por tirar de contactos para encontrar un trabajo que los sacara de playas terribles como Argelès, Agde o Barcarès, o quienes eligieron volver a España y afrontar las posibles consecuencias de su lealtad al Gobierno legítimo, sin duda a priori menos malévolas y peligrosas que meterse en otra guerra que prometía –y lo cumplió– ser larga y mortífera.

Por conocimiento porque ante la insistencia de una narrativa heroizante, que me parecía excesiva, de aquellos combatientes, un buen día me puse a investigar. Leí las fuentes francesas sobre el tema, y también recopilaciones de historias de veteranos como La guerra en singular de Antonio Arévalo (El Cruce Ediciones, 2014) o La Nueve. Los españoles que liberaron París de Evelyn Mesquida (B de Bolsillo, 2019). Y finalmente, cayeron en mis manos las dos obras seminales de Diego Gaspar Celaya –uno de los gigantes a los que me refería más arriba–: La guerra continúa: voluntarios españoles al servicio de la Francia Libre y Banda de cosacos: historia y memoria de la nueve y sus hombres; si no los tenéis no sé a qué estáis esperando (ambos publicadas por Marcial Pons Ediciones de Historia, en 2015 y 2022, respectivamente). El punto de partida de este proceso fue la liberación de París, acción en la que participó, ciertamente, la columna Dronne, en la que se integraba La Nueve –la compañía en la que se concentraban los republicanos españoles dentro de la 2.ª División Blindada francesa del general Leclerc (Hubert de Hauteclocque para los amigos)–. Pero no fueron los únicos que intervinieron en el magno evento: de hecho, me preguntaba si infiltrarse por las calles de una ciudad para llegar hasta un edificio del ayuntamiento ya reconquistado por la resistencia interior equivale a liberarla. Lo cierto es que tras algunas lecturas mi convicción fue que la reconquista de la capital de Francia fue un trabajo de equipo en el que participaron las Fuerzas Francesas del Interior, la Divisón Leclerc, la 4.ª División de Infantería estadounidense, el cuerpo de ejército y el ejército que las englobaron; en suma: la totalidad de las fuerzas aliadas, militares y sutiles.

Pero vamos al grano (que hay que ver lo que me gusta hablar de mí). El libro que quiero presentar –que ya va siendo hora de decirlo– es La Nueve. Republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial, séptimo en la serie de Cuadernos de Historia Militar de Desperta Ferro Ediciones. Un trabajo dirigido por David Soria Molina y Diego Gaspar Celaya que sintetiza a la perfección las vivencias de los republicanos españoles y la campaña de los combatientes de la 2.ª División Blindada francesa desde África a Berchtesgaden, todo ello poniendo el foco en La Nueve, la 9.ª Compañía del Regimiento de Marcha del Chad, donde se concentraron nuestros compatriotas. Se trata de una obra que explica perfectamente la sociología de aquellos hombres, el camino mental que recorrieron, las opciones militares que tuvieron a su alcance y los combates en los que participaron, no solo hasta París sino más allá, mientras sus efectivos se iban agotando. Además, es una obra, francamente desmitificadora, que los coloca bien arriba pero no en el Parnaso al que los del dixit de antes quisieron elevarlos. Tal y como define perfectamente Carmen Góngora Expert en uno de los capítulos, dedicado a su abuelo José Góngora Zubieta, que me permito citar:

“Sin embargo, al leer algunas obras y artículos publicados en España siento un malestar creciente al ver cómo están siendo recordados estos combatientes. Como un movimiento de balancín en reacción al olvido en que se vieron sumidos durante decenios, los hechos están siendo deformados para magnificar sus actos presentándolos como héroes cuando, al igual que mi abuelo, no fueron sino hombres ordinarios en tiempos extraordinarios”.

Y aquí me voy a quedar, aunque no sin antes cantar una última loa a aquellos “hombres ordinarios” tan extraordinarios.

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VV. AA., La Nueve. Republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial. Madrid, Desperta Ferro Ediciones, 2023, 144 páginas.

     

6 comentarios en “LA NUEVE. REPUBLICANOS ESPAÑOLES EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL – VV.AA.

  1. hahael dice:

    ¡Qué buena pinta, Koenig! Gracias por traer esta reseña.

  2. Iñigo dice:

    Qué salseo más bueno le pones a tus reseñas, Koenig… Sobre todo sabiendo lo profesional y conocedor que eres de estos temas.

  3. Leandro H. dice:

    Pero entonces… ¿arde París o no? Que Adolfo lo preguntó y se quedó con las ganas de saberlo… ;)
    Habrá que agenciarse este nuevo cuaderno que, como dice Hahael, tiene muy buena pinta.

  4. Lolo dice:

    Creo que leí en el libro de Beevor que los franceses llegaron los primeros a París simplemente porque los americanos los dejaron. De Gaulle no quería que los americanos fueran los primeros ni de broma y los americanos los dejaron hacer para que la relación no se deteriorase más de lo que ya estaba.

    1. Koenig dice:

      Beevor tiende a simplificar en exceso las cosas. Hasta donde yo se, los estadounidenses no tenían intención de tomar París. Hacerlo suponía un problema logístico y ellos estaban centrados en llegar lo más al este posible, cruzando el río Sena, para empujar a los alemanes de vuelta a su país de origen y derrotarlos.
      El problema es que las FFI organizaron una rebelión en París que trascendió hasta el Gobierno Provisional de la República Francesa y hasta el mando de la División Leclerc (2.ª Acorazada francesa), y se planteó la necesidad de enviar tropas francesas a la capital para ayudar a los combatientes del interior.
      Eisenhower dio el visto bueno y los franceses partieron para allá, apoyados en su flanco derecho por la 4.ª División de Infantería estadounidense, que también entró en la ciudad.
      Esto también está bastante simplificado, dicho sea de paso. Opino.

      1. Balbo dice:

        Efectivamente, además de que, según tengo entendido, era meter al ejército americano en un avispero de guerras intestinas en París y eso los retrasaría en el avance hacia Alemania. El plan en origen sería rodear la ciudad gala.

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