LOS BUENOS SOLDADOS. MUERTE, MISERIA Y DECEPCIÓN EN LA GUERRA DE IRAK – David Finkel
«Duncan habría cumplido veinte años mañana: Ya siempre tendrá diecinueve años, y siempre lo echaremos de menos».
América se va llenando de unos centros médicos denominados «Hogar del Guerrero». No del veterano. Del guerrero. Los nuevos soldados americanos no son reclutas de tiempo limitado que luego se convierten en veteranos si combaten. Son guerreros. Y lo son para siempre. No pierden sus miembros. Los entregan por su país. Pero aún así, siguen necesitando largos cuidados médicos.
El autor no tiene la más mínima intención en huir de la evidencia. La muerte, la «buena muerte», llega y se va. Lo que realmente aterroriza a los soldados americanos en las calles de Bagdad es la evidencia de amputaciones terribles a las que unos servicios médicos futuristas permiten sobrevivir en condiciones impensables. Esos hospitales para guerreros están llenos de hombres cojos, mancos y ciegos. En las más terribles ocasiones, todas esas espantosas mutilaciones se concentran en un solo hombre.
Y esos guerreros son muchachos de 19, 20, 21 años, sacados de pequeñas comunidades y enviados a un lugar lejano y extraño que no entienden al llegar y entienden mucho menos al irse. Carecen de verdadera educación y en la mayor parte de cultura, pero a pesar de ello soportan servicios largos, duros y peligrosos en Irak. Algunos los soportan porque el ejército se convierte en el sustituto de la familia rota de la que proceden. La mayoría simplemente porque el ejército paga bien y cuida de los suyos. Posiblemente sea la única profesión en EEUU donde un joven sin formación ni aptitudes puede ganarse la vida de forma digna y lograr el respeto de su comunidad. Eso sí. Al precio de patrullar un país extranjero donde en cualquier momento una bomba casera puede llevarse sus pies, sus manos e incluso su vida.
El principio del libro peca quizás de complaciente con la descripción de Kauzlarich, el comandante del segundo batallón del 16º Regimiento, Primera División de Infantería. No eran Rangers, pero se les apodaba así. Eran infantería convencional, con entrenamiento convencional. Pero querían ser como Rangers. Su comandante quería que fuesen como Rangers. Kauzlarich aparece retratado con todos los tópicos con los que los oficiales norteamericanos gustan de aparecer ante el público. Viril, valiente, concienciado, cristiano, buen padre de familia, pero aún así humano. Con el paso del libro descubriremos a un comandante profesional, muy preocupado por sus hombres, pero igualmente preocupado por la aprobación de sus superiores. Una persona con más fisuras y con más humanidad de la que su curriculum bien pulido permite imaginar.
Y estos infantes salen a patrullar las calles de Bagdad. Salen a patrullar una ciudad sucia, ardiente, llena de gente empobrecida y temerosa, cuya seguridad tienen que mantener, cuando apenas pueden asegurar la suya propia. Patrullan para mejorar la situación, pero no perciben ninguna mejora real. Lo que si perciben es que sus compañeros mueren y caen heridos, y que ellos tienen que seguir patrullando en un lugar donde no pueden tomar bebidas alcoholicas ni tener acceso a ningún tipo de pornografía. A ninguno se le escapa la ironía de que en cambio si pueden salir a la calle armados.
Y en suma de esto se trata el libro. De un despliegue de una unidad americana en Irak y de sus hombres, y de su sensación de inutilidad, pero también de su disciplina. Por anacrónico que suene, al fin y al cabo son guerreros. Soldados profesionales que han elegido la guerra como oficio, y que tras abandonar Irak aún tendrán que pasar años como soldados, dispuestos para ir a combatir a otro escenario.
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Me has dejado con mal sabor de boca leyendo la reseña, no por que no fuera buena, ya que es excelentemente sincera y bien escrita, sino por esos chicos y el destino tan funesto que tienen. Esta situacion de Irak y Afganistan me recuerda cada vez más a la situacion de los soldados que regresaron de Vietnam. Triste futuro, ya que los americanos no perdonan la derrota.
Muy buena reseña Uro, y felicidades por tan buena lectura.
Te sorprendería, pero su situación es totalmente distinta. De hecho el libro no deja de plantear esa cuestiòn, a los ciudadanos estadounidenses les parece genial que sus soldados voluntarios se vayan a combatir a donde sea. Al fin y al cabo les pagan para eso.
Es que tratándose de un ejercito profesional y voluntario, que sabe que puede entrar en combate, nadie debe quejarse. Otra cosa es con ejercitos de leva o de paises con otro tipo de políticas en cuanto al uso de la fuerza.
Buena reseña, Uro, no es un tema que me entusiame, pero es posible que haga por leer el libro para intentar ver esa mentalidad americana que a veces tanto nos chirría.
Hoy mismo me hablaban del ejercito israelí, los que tienen que hacer el servicio militar, y de su juventud, de los 16 a los 20 años. Me lo decía una española de padre palestino que ha tenido que sufrirlo en estos días y lo mal que se lo hacen pasar a los que llegan a Israel con destino la franja de Gaza.
Excelente reseña Urogallo.
Como lo ha demostrado en muchas ocasiones, la historia se repite, y en este caso como vemos, las modernas legiones del imperio reclutan gran cantidad de «barbaros» latinoamericanos, tengo entendido que el porcentaje de latinos en el ejercito es mayor que el porcentaje de la población en general.
La diferencia es que ahora los barbaros vamos del sur al norte, pero igual que hace 1,700 se construye el «limes» para impedirles el acceso, pero los barbaros solo quieren ser parte del imperio, me pregunto ¿de igual forma aportaran a la caida del imperio americano?
Como reflexión final: algún día compredera el imperio (o los paises ricos) que no puede seguir viviendo en la opulencia a costa de la miseria más alla del limes.
…Y yo que estaba deseando no gastar más dinero en libros este mes, mardito plumífero asturleonés…
Una pregunta ¿qué tal la traducción? ¿Habrá que ir cambiando mentalmente pelotón por escuadra, adivinando qué demonios es un bazooka en ese contexto, o por el contrario explicarán la sopa de siglas de uso habitual del US Army?
La traducciòn es genial Schwejk, en ningún momento patina, y hasta se esfuerza por hacer comprensibles todos esos juegos de palabras «lost in translation». De todas formas no es demasiado «técnico», así que no hay problemas en ese aspecto.
Pués es curioso Lauso, pero el libro procura pasar de puntillas sobre el origen étnico de los soldados, aunque evidentemente los nombres les delatan, y la verdad que la mayor parte parecen «anglos». La pobreza crónica de muchas comunidades anglosajonas todavía permite mucha variedad etnica en el US ARMY.
Pues no sabría decirte Juanrio. La ideología del «soldado ciudadano» nos ha dejado suficientes muestras de alegre salvajismo, pero estos «guerreros» son igualmente jovencísimos, inexpertos, y de horizontes culturales muchísimo más limitados. Lo que si parece es que la disciplina es mucho más fuerte.
«tengo entendido que el porcentaje de latinos en el ejercito es mayor que el porcentaje de la población en general.»
Eso es un mito muy extendido, la mayoría de los soldados americanos son de origen sudistas, es decir de los estados del sur de EEUU (los más pobres).
Por cierto, excelente reseña Urogallo, aunque a mí todas las guerras posteriores a Napleón no me interesan demasiado.
Otro «mito» es que las minorias raciales han servido como carne de cañón, cuando la mayoria de muertos y heridos en Irak han sido suboficiales blancos. Ya que se ha mencionado el reclutamiento de «bárbaros», podemos mirarnos al ombligo del ejército español donde cada vez se metene más extranjeros iberoamericanos y magrebíes.
«esos guerreros son muchachos de 19, 20, 21 años, sacados de pequeñas comunidades y enviados a un lugar lejano y extraño que no entienden al llegar y entienden mucho menos al irse. Carecen de verdadera educación y en la mayor parte de cultura, pero a pesar de ello soportan servicios largos, duros y peligrosos en Irak.»
Lo de la falta de educación y cultura es algo normal en muchos ejércitos a lo largo de la historia, la mayoría de los legionarios romanos o los soldados de los tercios eran analfabetos, y pobres; en los ejércitos profesionales es algo normal atraer este perfil, es como un trabajo peligroso y bien pagado (como los pescadores o los mineros) suelen atraer a personas de clases bajas que buscan altos salarios, es natural, no lo veo como algo malo.
«Ya que se ha mencionado el reclutamiento de “bárbaros”, podemos mirarnos al ombligo del ejército español donde cada vez se metene más extranjeros iberoamericanos y magrebíes.»
Sí, es cierto, pero eso tampoco tiene porque ser malo; ¿cuántos romanos de verdad servían en el ejército imperial romano, cuántos persas de pura cepa servían en el ejército aqueménida?, una minoría.
Me parece que es un libro necesario de publicar y casi de leer en estos días que nos han tocado.
Me lo apunto.
Muy buena reseña Uro.
Gracias Vorimir.
Antígono, describo más que evaluo. En realidad hay mucho de lo que comentas en la complacencia de la sociedad americana hacia sus soldados profesionales. Prefieren pagar a otros para luchar en su lugar, y les parece justo que cobren buenos sueldos si a cambio aceptan la carga de servir en el extranjero.
Bienaventurados los que son humillados porque ellos serán enaltecidos en el nombre del altísimo. Ala reivindica a los hijos de Ismael en tu principio
Blessed are those who are humiliated because they will be celebrated in the name of God. Ala claimed the children of Ishmael in your law
طوبى لأولئك الذين هم أذل ذلك لأنها …