LOS CORSARIOS BERBERISCOS – Stanley Lane-Poole

Cuando uno encuentra un libro sobre «Corsarios» escrito por un inglés, instintivamente olisquea a otra saga antihispánica sobre los Drake y los hijos de la Gran Bretaña. En este caso no es cierto, pero sólo a medias. De primeras sorprende que un hijo de Albión escriba sobre el corsarismo berberisco cuando le resulta más próxima la piratería flamenca o vasca. El autor, historiador y arqueólogo (Londres, 1854-1931), experto en temas islámicos, nos deja un enriquecedor relato que no deja indiferente.

Los ingleses tienen dos términos para definir conceptos casi similares: «corsair» y «privateer». La piratería berberisca encaja en los dos. Ésta no entendía de prejuicios; muchos de sus capitanes eran renegados cristianos europeos y los propios berberiscos se valieron de constructores cristianos para mejorar sus naves y aprender sus técnicas de navegación.

La piratería berberisca en general, y de Argel en particular, es un fenómeno que abarca varios siglos. No hablamos de un grupo de delincuentes marginados y ajenos a cualquier control, sino de una actividad bien orquestada y, en los años dorados de la Gran Puerta, sirviente del poder turco. Recordemos que los hermanos Barbarroja ofrecieron sus servicios a Solimán, Dragut se dejó la vida en el asedio de Malta y Ochiali combatió con gran maestría en Lepanto.

Este fenómeno dejó tan fuerte impronta en la cultura española que aún pervive en dichos populares («no hay moros en la costa») y en un rosario de torres de vigia por todo el litoral mediterráneo, pero esto es algo que el autor desconoce (o más bien parece ignorar). Los moriscos españoles aparecen como cómplices de los argelinos, Andrea Doria como un almirante excesivamente prudente y pragmático y el Duque de Alba sigue siendo un personaje siniestro. Se salva Don Juan de Austria, a quien eleva a categoría de héroe de su tiempo.

Si el autor muestra verdadera admiración es sobre los caballeros de la Orden de San Juan. Valerosos, devotos y también piratas. Después de que Solimán los expulsara de Rodas en 1522 (perdonando la vida a los supervivientes del asedio y dejándoles marchar tranquilamente), éstos agradecieron tal misericorde gesto con una belicosidad perpétua contra la Sublime Puerta, a sangre y fuego. Y como buenos piratas, dieron buena cuenta de cuanta nave infiel cayó en sus manos. El autor califica a los caballeros de San Juan como los únicos enemigos realmente temidos (y odiados) por los corsarios de Berberia y por los jenizaros turcos.

Malta, convertida en bastión inexpugnable por los caballeros, vive un épico sitio en 1565, una sangría para las tropas de la Sublime Puerta y una gesta para los defensores. La victoria turca se les escapa entre los dedos con la llegada de los primeros refuerzos y ante una injustificada alarma que hizo que los atacantes se retiraran. En este episodio el papel de los españoles vuelve a quedar ninguneado por el autor.

La derrota de Argel en 1541 es el peor episodio de la carrera militar del Emperador Carlos V. La campaña se inició con mal pie, la expedición zarpó tarde y las inclemencias se cebaron con la flota. Y aquí el autor nos muestra a un veterano Hernán Cortés, el hombre que había puesto de rodillas al imperio azteca y que maldecía la humillante retirada de la flor y nata de la nobleza europea, doblegada ante una insignificante ciudad pirata. El extremeño que con un puñado de hombres habría entregado una nación a su Emperador, sentiría vergüenza ajena.

Es falso que el corsarismo berberisco fuera un fenónemo exclusivamente mediterráneo. Señala el autor como en 1617 cruzaron el Estrecho y saqueron Madeira y en 1631 llegaron a saquear Baltimore, en el condado de Cork. En la época en que los europeos navegaban por todos los océanos, las ciudades corsarias expedían sus propios salvoconductos y los comerciantes recompraban éstos en el mercado negro para garantizarse una seguridad que sus propios estados no les podían asegurar.

En los 250 años que Argel fue azote de la Cristiandad, el número de esclavos superó el millón de almas y los barcos apresados los varios miles. Las treguas y tratados se convertían en papel mojado año tras año, los consules europeos eran humillados y encerrados en los baños de Argel, el secuestro y la esclavitud eran fuente constante de riqueza. Los estados europeos pagaron chantajes hasta el siglo XIX (Suecia aún pagó una especie de tributo consistente en 125 cañones en 1827!). Una humillación en toda regla. Fueron los jóvenes EE.UU. la primera nación que dijo basta. Lo que al principio sonó a pataleta, abrió al fin los ojos del resto de naciones.

En 1830 Francia ocupó Argel y Túnez siguió sus pasos en 1881. La pesadilla llegaba a su fin.

 

LOS CORSARIOS BERBERICOS, Editorial Isla De La Tortuga-Renacimiento.

Autor: Stanley Lane-Poole. 1952.

ISBN: 978-84-8472-606-7. Enero de 2011

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8 comentarios en “LOS CORSARIOS BERBERISCOS – Stanley Lane-Poole

  1. Hagakure dice:

    Interesantísimo Sanpifer. Otro para la lista de futuríbles. Gracias.

  2. Vorimir dice:

    Aburre un poco ver como algunos autores ingleses tratan a España. En fin, al menos el libro parece medianamente interesante.
    Buena reseña sanpifer, que hace tiempo que no te leía.

  3. APV dice:

    ¿Llega a mencionar a Barceló?

  4. sanpifer dice:

    Gracias por los comentarios.
    El libro aporta anécdotas jugosísimas y bastante desconocidas pues se nutre incluso de cartas y memorias de los consules europeos en Argel y Túnez. La lástima es que haya tan pocas referencias al papel español, por ejemplo, a Antonio Barceló ni se le menciona.

  5. Horus-chan dice:

    Vaya, vaya! Se habla de mares, y uno que aparece por aquí. Buena reseña, Sanpifer, muy sugerente. La verdad es que, respecto al tema de los ingleses con España, también hay que ponerse en situación. El autor es de una época en que España era el culo de Europa (bueno, creo que hoy lo sigue siendo aún, y pa largo que va la cosa) y supongo que ello condicionaba en parte estos argumentos. Hoy en día la gama de colores ha cambiado, y Parker, por ejemplo (por citar una lectura reciente) enfoca las cosas de otro modo.

    Yo he leído recientemente «Nuestros Piratas», de Àngel Joaniquet, que trata exclusivamente de los piratas de nuestras tierras. De hecho, estoy ahí, a un tris de hacer también reseña del mismo.

    Saludos!

  6. Otro libro pendiente al que llevo tiempo querando echar un ojo…

  7. Balbo dice:

    Yo les recomiendo vivamente

    «Mar Brava: Historias de Corsarios, Piratas y Negreros españoles» de Gerardo González de la Vega.

    Es impresionante y épico. Además esta reseñado en Hislibris por Maese Urogallo.

    https://www.hislibris.com/mar-brava-historias-de-corsarios-piratas-y-negreros-espanoles-gerardo-gonzalez-de-vega/

  8. sanpifer dice:

    Pues sí, pero está DESCATALOGADÍSIMO !!!!!!

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