LOS VAGABUNDOS DE LA COSECHA – John Steinbeck

Los vagabundos de la cosechaQué nos cuenta.
A mediados de los años treinta, en plena Gran Depresión, el medio oeste de los Estados Unidos fue asolado por una gran sequía. Las grandes tormentas de polvo terminaron de destruir las cosechas que aún no habían sucumbido. Muchos granjeros, que habían hipotecado sus granjas, perdieron sus tierras. Malvendieron entonces sus posesiones y pusieron rumbo a lo que ellos creían que era la Tierra de Promisión: California. Esperaban allí encontrar trabajo como temporeros en las grandes explotaciones agrícolas.

California siempre había necesitado a estos braceros para recoger las cosechas. Primero habían llegado chinos y japoneses; luego fueron los mexicanos, y más tarde los filipinos. En 1936, los “vagabundos de la cosecha” eran blancos y norteamericanos. Además, llegaban con sus hijos, y después de haber abandonado todo rastro de su antigua vida. Ya no había vuelta atrás, sólo queda la huida hacia delante. No tenían un sitio al que regresar. Los jornaleros eran imprescindibles para la recolección, pero pese a ello eran odiados y despreciados por donde pasaban. “Cuando nos necesitan nos llaman emigrantes, y cuando ya les hemos recogido la cosecha, somos vagabundos y tenemos que largarnos”.

Quién nos lo cuenta.
En 1936, John Steinbeck , por encargo del periódico “The San Francisco News” empezó a recorrer los valles agrícolas de California, con el objetivo de escribir una serie de artículos sobre estos jornaleros en permanente viaje de una lado a otro, buscado apropiarse de un trozo de futuro. El objetivo de estos artículos es, en sus propias palabras, “descubrir cómo viven, quiénes son, cuál es su nivel de vida, qué trato reciben y cuáles son sus problemas y sus necesidades”. A esta serie de artículos los tituló THE HARVEST GYPSIES, y además de convertirse en el libro que nos ocupa fue la semilla de la que sería su más famosa novela, Las uvas de la ira (1939) convertida en película del mismo nombre por John Ford.

El libro.
Si alguna vez alguien duda que el buen trabajo periodístico puede llegar a ser literatura, esta pequeña gran joya resolverá esa cuestión. Steinbeck hace un relato extraordinario con lenguaje sobrio, sin concesiones a la estética, sin circunloquios, pero sin omitir la realidad descarnada que encuentra. Sólo necesita una pincelada para transmitir la imagen, su capacidad narrativa es extraordinaria. No se regodea en sentimentalismos. Radiografía la realidad y esa descripción es su denuncia. Pero eso no es suficiente para él: también explora las causas de la situación, rebate los prejuicios, propone soluciones, y defiende a los que arriman el hombro en busca de lo que para él es la clave del problema: devolver a estos seres humanos la dignidad, y con ello, la confianza en que tienen un lugar en el mundo. Tal vez sea dignidad la palabra que más se repite en este libro. Pese a su pequeño tamaño, estas pocas páginas contienen una gran obra.

La obra de Steinbeck no ha perdido su vigencia con el trascurso de los años. La descripción de las condiciones en las que llegan los jornaleros a California, la desconfianza que generan, la explotación laboral a la que son sometidos o los argumentos que se esgrimen para justificar su rechazo son los mismos para los “okies” de entonces, como se les llamaba, y para los que hoy, en vez de desvencijadas furgonetas, utilizan el cayuco o el autobús en su particular búsqueda del paraíso.

Las fotos:
Complementa magníficamente el texto una serie de fotos de Dorothea Lange (y también de algún autor desconocido), quien se convirtió en la autora de los testimonios gráficos más importantes sobre los efectos de la Gran Depresión en el pueblo norteamericano.

La canción:
“Voy a donde no soplen las tormentas de polvo
busco un trabajo y una paga decente
me voy por esta carretera polvorienta
y nunca más van a tratarme de este modo”.
(Blowin’ Down de Road. Woody Guthrie, 1939).

Ed. Libros del Asteroide
86 páginas.

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33 comentarios en “LOS VAGABUNDOS DE LA COSECHA – John Steinbeck

  1. cavilius dice:

    Reseña certera, Vale. E interesante tema. Supongo que no, pero por curiosidad: ¿se habla en el libro de algún otro tipo de emigración hacia el este de los USA? Me refiero a todos aquellos que se ponían unas miras más altas y no se conformaban con ser jornaleros sino que buscaban en la «tierra prometida» algo mejor. Es que hace poco leí una breve biografía de Walt Disney, nacido de una humilde familia de granjeros que tuvo que emigrar de Kansas a Missouri; luego él lo hizo de allí a Hollywood para triunfar profesionalmente en lo que al parecer se le daba bien: el dibujo animado.

    Saludos.

  2. Ascanio dice:

    Qué interesante, Valeria. Y qué original. Y qué interesante. Y qué original.
    Mi impresión sobre tu reseña te la resumo en estas palabras: me ha encantado. Fíjate que hoy me he asomado a Hislibris y, a pesar de la cantidad de cosas que tengo que hacer y que me impiden, desde hace semanas, escribir en la web, no he podido resistir hacer un comentario cortito.

    Y ahora la preguntita de rigor: ¿en el libro se le ponen nombres y apellidos a los protagonistas? Es decir, ¿nos cuenta historias concretas de personas concretas o se limita a mostrarnos un panorama más o menos general sobre la cuestión?
    Y al hilo de esto, ¿las fotos que contiene el libro nos ayuda a ponerles cara a los personajes o no tienen nada que ver?
    Muchas gracias por ampliar mis horizontes, galleguiña.

    PS: Oye, Cavi, no tenía ni idea de que W. Disney fuese griego, mira tú…

  3. Valeria dice:

    Hola, Cavilius. Respondiendo a tu pregunta, tengo que contestar que no. Sólo se refiere al tema específico de los jornaleros, y sólo menciona, además de la historia que le ocupa, las anteriores migraciones a California de temporeros japoneses, mexicanos o filipinos. Pero esa cita se realiza como antecedente histórico y para resaltar un hecho que era diferencial y extraordinario con respecto a épocas anteriores: que los temporeros eran estadounidenses, y además que venían con su familia y sus pertenencias a cuestas. No tenían lugar al que regresar.

    ¡Te he echado de menos, Ascanio!. Tu pregunta tiene respuesta afirmativa. Steinbeck sí pone nombres y apellidos a algunos de los casos que conoce y relata. No sólo de temporeros, sino también de aquellos que trabajaban a su favor. Con respecto a las fotografías, son tan parte de la historia como el texto. El prólogo del libro incluye una pequeña historia sobre la identidad de la mujer que aparece en la foto más famosa de Dorothea Langue.

    Son muy pocas páginas, pero muy bien aprovechadas.

  4. Clío dice:

    Estupenda reseña Valeria, y como bien dices los ciclos se repiten, en otro lugar y en pleno siglo XXI, pero se repiten y eso es lo triste que volvemos a actuar de la misma manera, ¿ es cierto que el autor estuvo dos años entre estos «vagabundos» pasando las mismas penalidades que ellos? ahora recuerdo vagamente la película: «Las uvas de la ira», el libro no lo leí, quizás sea hora de hacer lecturas que en su momento no hice, gracias por sacar a la luz lo aparentemente dormido.
    Ascanio, trabajais demasiado y os prodigais poco y se os echa muuuuucho de menos….

  5. davide dice:

    ¡Qué manera más hermosa de comenzar el día!. Acabo de leer la reseña Valeria y es fabulosa, fantástica, espléndida y me quedo sin adjetivos. Está a la altura de la maravillosa obra que reseñas y capta perfectamente la esencia del libro.
    Sólo un par de comentarios supletorios:
    El precio del libro podrá parecer un poco exagerado a algunos; que no se dejen llevar por las apariencias, están ante una obra maestra del periodismo social con MAYÚSCULAS.
    Por otro lado, la edición viene con un sugestivo prólogo del escritor Eduardo Jordá, donde nos relata de una manera clara y concisa, la vida del autor, el origen de este libro, las fotografías de Dorothea Lange, en particular aquella que se convirtio en icono de la Depresión, «La madre migrante». Aquí os dejo un enlace.
    http://www.fotomaf.com/blog/03/04/2007/la-madre-migrante-migrant-mother-dorothea-lange-1936/

  6. davide dice:

    Finalmente, os puedo asegurar que el libro me lo leí de un tirón, lo devoré. Lo cual puede no resultar extraño pues es muy breve. Pero es de esas pocas obras -al menos a mí, así me ha ocurrido- que cuando la termina te preguntas, ¿Y ahora dónde demonios encuentro yo algo que esté a la altura de esto?.
    Y entonces encuentras la reseña de Valeria. Simplemente fabulosa.
    Un abrazo agarimoso.

  7. Valeria dice:

    No hace falta que sigas, Davide, que ya te mandaré unas filloas como habíamos quedado ;) . Y muchas gracias por incluir el enlace con la foto, había pensado que hacía falta algo así, pero no me había dado tiempo de buscar algo apropiado.
    Por cierto, Clío, si mi memoria no me falla, pues no tengo el libro a mi alcance en este momento, Steinbeck hizo el reportaje acompañado del director de uno de los pocos campos que se abrieron en California para atender con dignidad a los temporeros, quien también le acompañó por varios de los asentamientos provisionales en los que se refugiaban los «okies», por lo que vivió de primera mano su situación. Lo de los dos años…. pues me parece que no. Tal vez te estés confundiendo con un largo viaje que hizo en los años 60 a través de los Estados Unidos, en una camioneta bautizada como Rocinante y acompañado de su perro, que dio lugar a la publicación de un libro titulado «Viajando con Charly» o «Viajando con mi perro», si no recuerdo mal.
    Un saludo agradecido a todos.

  8. davide dice:

    El director del campo de acogida, un tipo flaco y larguirucho y con un bigote muy simpático, se llamaba Tom Collins. Aparece en algunas de las fotos de Lange que ilustran el libros. El autor se inspiró en él para el mismo personaje que aparece en Las uvas de la ira. Es de los pocos personajes que tienen nombre propio en la obra. Por lo demás, en todos los «okies» que aparecen descritos flota el fantasma de Tom Joad, protagonista de la novela y que en su maravillosa versión cinematográfica -el soberbio John Ford es el culpable- lo interpretaba el no menos brillante Henry Fonda.
    Gracias por las «filloas» Valeria pero el sábado pasado hice una cena de carnaval aquí, en Almeria, con los amigos, y les invité a filloas y a queimada. Vamos que sólo faltó traer un gaiteiro para hacer el completo.
    Por cierto, te agradezco lo del libro «Viajando con mi perro». Yo sabía que Steinbeck tenía un libro de viajes pero no recordaba el título. A ver si lo consigo. El que sí se fue a vivir con estos emigrantes durante un tiempo fue el cantante Woody Guthrie, que con su guitarra «compuso» la banda sonora de aquellas gentes.
    Y gracias nuevamente a tí Valeria por esta maravillosa reseña que nos has brindado.

  9. Huguete dice:

    John Steinbeck, efectivamente, hizo de la lucha de los pobres con la tierra el tema central de su obra, aunque tiene algún libro de tema histórico (piratas y de leyendas artúricas). Valeria, tu reseña me ha parecido verdaderamente fabulosa. Enhorabuena.

  10. Rodrigo dice:

    Muy, muy buena reseña, Valeria, más todavía para un servidor, aficionado a la obra de Steinbeck (¡Davide, no eres el único!). La presentación que haces del libro es suficiente para animarme a comprarlo.

    Vale la pena señalar que a los ‘vagabundos’ en cuestión se los llamaba ‘okies’ por proceder muchos de ellos del estado de Oklahoma –como la familia que protagoniza “Las uvas de la ira”-.

    Aparte: en el libro al que te refieres en respuesta a Clío, “Viajes con Charlie”, Steinbeck relata su gira por varios estados de su país a bordo de una caravana y en compañía de su perro, Charlie. El viaje lo hizo en 1962, muy poco después de ganar el Nobel. Caravana y trayecto se los costeó con el dinero del premio –je, que para algo sirvan los premios literarios-.

    Saludos.

  11. Clío dice:

    Seguro que tienes razón, Valeria, esta mañana buscando en el google sobre las uvas de la ira, en algún sitio leí esto, pero igual se referian a los años que se pasó trabajando como obrero, agricultor etc.., despues de dejar su carrera universitaria y hasta que comienza a escribir. Impresionantes tambien las fotos de Dorothea Lange. Saludos

  12. Bob dice:

    Some of the families fleeing the dust bowl were also called Arkies, since they came from Arkansas. When I grew up in Southern California in the 1930´s, people spoke disparagingly of the Okies and Arkies.

  13. davide dice:

    Thanks, Bob.

  14. Germánico dice:

    Vaya por Dios, Valeria: voy a tener que leer este libro. Y el de «Viajes con mi perro» no me lo pierdo, desde luego. ¡Buen trabajo, compañera!

  15. Rodrigo dice:

    Por cierto, Davide: muy buena foto la del enlace.

  16. davide dice:

    «Las uvas de la ira es un lamento colérico, o incluso un plañido de resonancias bíblicas, que se dirige contra el sistema social que había hecho posible las penalidades de aquellos emigrantes que lo habían perdido todo. Muchos americanos de aquella época -igual que ocurre ahora entre nosotros- se encogían de hombros ante las injusticias terribles que sufrían los emigrantes.

  17. davide dice:

    Tom Collins hizo todo lo contrario, ya que él creía en una sociedad más justa, en la que hubiera una Seguridad Social, un subsidio de paro y una legislación favorable a los derechos de los trabajadores. Y por eso organizó en California -con la ayuda del Programa Federal de Realojamiento del presidente Franklin D. Roosevelt- unos campamentos de acogida que tuvieran duchas y letrinas y cocinas, pero que también permitieran a los propios emigrantes particiapr en la toma de decisiones y en la distribución de las ayudas económicas. Para muchos americanos Tom Collins era un iluso, o peor aún, un agitador, un comunista. Para John Steinbeck fue el hombre que se atrevió a iluminar con una linterna el sótano insalubre en el que se hacinaba un montón de gente desamparada en la que nadie había querido reparar.»
    Aquí una foto del «peligroso» sujeto en cuestión:
    http://lcweb2.loc.gov/cgi-bin/query/i?ammem/fsaall:@filreq(@field(NUMBER+@band(fsa+8b29856))+@field(COLLID+fsa))
    ¿No os recuerda a Charlot?.

  18. davide dice:

    Sí, pues si lo encuentras, Germánico, ya lo pasarás porque la única edición en castellano que he visto por ahí es una de Buenos Aires de los 70.

  19. Germánico dice:

    Hummmmmmmm… lo pensaré…

  20. Rodrigo dice:

    Hay edición reciente de «Viajes con Charley» por Península, Barcelona, 1998.

    En realidad el vehículo usado por Steinbeck era una camioneta acondicionada. Es conservada como ‘reliquia’. Aquí hay una foto:

    http://www.campingandrving.com/images/rosinante%20apr01_01.jpg

  21. Valeria dice:

    Davide, he averiguado que Círculo de Lectores lo editó en 1999 con el título «Viajes con Charley: en busca de los Estados Unidos». Te dejo el ISBN por si te sirve para localizarlo.

    ISBN: 84-226-7647-8

  22. davide dice:

    Gracias. A ver si lo consigo a través del Círculo.

  23. Chema dice:

    «Así, en California nos encontramos con una curiosa actitud hacia un colectivo que garantiza el éxito de nuestra agricultura. A los emigrantes los necesitamos y los odiamos. En cuanto llegan a un distrito, se topan con esa antipatía atávica del lugareño hacia el extraño, el forastero, con un odio que se repite desde los comienzos de la historia, desde la aldea más primitiva a hasta nuestras granjas industriales. A los emigrantes se los odia por los siguientes motivos: porque son sucios e ignorantes, porque traen enfermedades, porque su presencia en una población obliga a un incremento de los efectivos policiales y del gasto escolar, y porque, si se constituyen en sindicatos, pueden llegar a negarse a trabajar y arruinar cosechas enteras. Nunca logran ser admitidos en la comunidad ni en la vida de la comunidad. Son auténticos vagabundos a los que se les niega el derecho a integrarse en las poblaciones que necesitan de sus servicios.»
    Si sustituimos California por viñedos manchegos u olivares andaluces, parecería que Steinbeck acababa de pasar por aquí.

  24. Clío dice:

    Efectivamente, Chema, es lo que yo decía ayer: los ciclos se repiten,continuamente y de nuevo siempre se actua de la misma manera y con el mismo miedo hacia esos desconocidos que nos «invaden», por ello ciertos libros siguen estando de rabiosa actualidad. Saludos

  25. Ariodante dice:

    Bueno, me parece un hallazgo este libro, Valeria. Muy buena reseña. Yo leí el de Viajes con mi perro, hace tiempo, y me gustó mucho. Las uvas de la ira no lo he leido, creo, pero si he visto muchas veces la impresionante versión de John Ford (chapeau!). Steinbeck es poderoso…

  26. Hindenburg dice:

    Respecto a algunos comentarios, solo señalar que se trataba de migraciones interiores, de ciudadanos norteamericanos, que ya se venian produciendo a menor escala con la industrialización desde la segunda mitad del siglo XIX, y que se recrudecieron durante la Gran Depresión.

    Otro caso es el de las migraciones externas, que conllevan otras cuestiones y problematicas.

  27. pepe dice:

    He leído el libro este fin de semana. Coincido con alguna de las apreciaciones de los comentaristas anteriores, sobre todo las que tienen que ver con la precisión, la claridad en la exposición, la objetividad y el adelanto que supone escribir así en aquella época. Como dice Chema, el texto no ha envejecido absolutamente nada, ochenta años después. No comparto, sin embargo, el entusiasmo de Valeria por sus cualidades literarias. Es un buen trabajo de periodismo social pero, a mi juicio, no es literatura. Las fotografías son buenas. En particular, hay una que me ha gustado sobremanera:
    http://criticadexeneros.files.wordpress.com/2007/11/madreinmigrante.jpg

  28. davide dice:

    Amigo Pepe, tu comentario me ha dejado perplejo y a la vez me ha llevado a la reflexión.
    Comentas, que el libro de Steinbeck, siendo excelente en sus formas, no es literatura.Creo entender que tu argumento se basa en el hecho que se trate de una serie de crónicas periodísticas. Por lo cual deduzco que para tí el periodismo no es literatura.
    Creo que es un buen tema de debate. Yo no soy filólogo, de tal manera que desconozco si el género periodístico, por llamarle de alguna manera, entraría dentro de la categoría formal de géneros literarios. Ahora bien, si entendemos la literatura, de una manera más personal, como aquello que transmite emociones, es indudable que hay grandes relatos periodísticos que es pueden considerar literatura.
    De todas maneras, vuelvo a señalar, creo que resulta interesante este debate, intencionado o no, que has introducido.
    Por poner un ejemplo. ¿Se puede considerar la historia narrativa inglesa (Holland, Preston, Burke, etc) como literatura?.

  29. pepe dice:

    Querido Davide: creo que no se puede entender la Literatura como aquello que, a través de la escritura, transmite emociones, según tú propones. Yo disfruto mucho con las definiciones del diccionario y, con las etimologías, suelo emocionarme vivamente, pero no son literatura. Creo que para que algo sea literatura tiene que tener sobre todo una finalidad artística y su intención ha de ser, mayormente, la de trasmitir una emoción estética. Un ensayo histórico o una monografía científica, por ejemplo, no entrarían en la categoría de literatura. Como yo tampoco soy filólogo ni lingüista, también es posible que esté equivocado.

  30. marbenes dice:

    Por si sirve de algo, según la R.A.E.:

    literatura:

    (Del lat. litteratūra).

    1. f. Arte que emplea como medio de expresión una lengua.

    2. f. Conjunto de las producciones literarias de una nación, de una época o de un género. La literatura griega. La literatura del siglo xvi.

    3. f. Conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia. Literatura médica. Literatura jurídica.

    4. f. Conjunto de conocimientos sobre literatura. Sabe mucha literatura.

    5. f. Tratado en que se exponen estos conocimientos.

    6. f. desus. Teoría de las composiciones literarias.

  31. toño valenzuela dice:

    Ey´Valeria, soy de Mexicali, B.C. En este momento estoy escribiendo una novela, segun yo, histórica, de acá de esta región del noroeste; pero lo histórico no es porque sea un tema de la región, y que yo haya investigado sobre ello; sino porque el tema acerca de la clase obrera es universal. El proposito de esta narrativa es como la hiciste llegar o sentir, con este pequeño, pero grande texto que nos describes acerca de este librototote de John Steinbeck, que sin conocerlo, ya me transmite los pasajes, vivencias y situaciones de la clase trabajadora. Una clase de lucha y de esperanza, de ímpetu y de justicia… –porque y luego pa´que nacimos–

    En esta región de la Baja California existe una mina de literatura donde, no sólo se trata de excavar el mineral, que en esta ocación: el tema de la clase trabajadora, sino, obreros que se sumerjan en la profundidad de este orificio donde, como dice el dicho: No todo lo que brilla es oro; y pulir los minerales que se encuentran ocultas bajo el fango…
    Pos´por lo pronto ai´va, de aquí, pa´yá.

  32. rocio dice:

    Qué buen resumen y que buena explicación de lo que es en realidad el libro. Os parecerá mentira pero me ha ayudado mucho a entender el concepto del libro. He tenido que hacer un trabajo sobre esta obra de Steinbeck y la verdad que tanto los comentarios como lo expuesto en la página me ha ayudado bastante a visualizarlo todo, no solo lo que expone el libro sino también el contexto en el que se vivía.
    Gracias a todos, da gusto ver que en internet hay cosas tan útiles

  33. carlos dice:

    Siento contradicción en mi interior. A medida que voy leyendo el libro, me impresiona más y encuentro más coincidencias con la realidad de hoy, con los prejuicios e injusticias de hoy, y sin embargo también comprendo a los californianos del libro, sus temores y su recelo al forastero. Y llevo el texto a nuestra Europa de hoy y supongo que hay diferencias. Me parece que en el interior de todos nosotros tememos a los extraños del sur o del este porque sus costumbres son realmente diferentes a las nuestras y muchos de sus códigos de conducta. Y se reproducen rápido y tememos que ni ellos ni sus hijos se integren y compartan nuestras costumbres. Y seamos realistas, no sé en qué medida, hay mucho aventurero entre ellos que fácilmente tiran por la delincuencia, no siempre acuciados por la necesidad. Y en el fondo también está el miedo a perder la identidad racial y cultural difuminada entre esta nueva Babel. Por eso estoy con Steinbeck pero supongo que también comprendo las deportaciones de gitanos rumanos en Francia.

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