PRESENTACIÓN DE ODISEO. EL JURAMENTO, DE MASSIMO MANFREDI – HEA
¡Presentación de la nueva novela de Valerio Massimo Manfredi! ¡H.E.A. tiene que estar allí! Hora de poner en marcha a nuestros corresponsales en la ciudad condal. ¿Quién puede asistir? Uy, no sé si podré… Ya voy yo, si eso. Venga, muy bien, le doy tu nombre a los de Random. Estupendo, pensaré preguntas, a ver qué se me ocurre. Lo comento en Facebook: Nausicaa me sugiere una pregunta; Cavilius previamente ya había apuntado otra. Yo pienso un par más por si acaso (acabaré utilizando sus preguntas). ¿Dará tiempo? Seis medios on line, seis, y entre ellos Hislibris. cada cual con sus preguntas, siete de la tarde, ya de noche en Barcelona, a ver a qué hora salimos. ¿Cómo de receptivo estará el autor? Con el tour de presentación de la novela estos días, con medios escritos, visita a Empúries el mismo día, quizá esté cansado. ¿Qué tal es Manfredi?, le pregunto a Rosa Samper, Product Manager Online División Comercial de Random (toma cargo). No lo conozco, pero ha venido en otras ocasiones y siempre ha estado cómodo.
Apenas pasan unos minutos de la hora prevista, sentados los seis medios –más Carlos Gonzalo, hislibreño en la sombra, que se ha añadido– alrededor de una mesa presidida por unos cuantos libros sobre un lecho de arena y unas pequeñas pechinas de mar, y llega Valerio Massimo Manfredi, acompañado de dos personas más de la editorial. Llega con la misma cazadora negra de motero que lucía en su visita matutina a Emporion pero no parece cansado. Hola, cómo estáis, dónde me siento. Se le ve fresco, con ganas de empezar. Barba grisácea bajo un cabello blanco como la nieve, pero su cuerpo, mediana altura, transmite vitalidad. Se siente cómodo, o al menos es la impresión que me da. Habla castellano con fluidez y acento italiano, en ocasiones no le viene la palabra en nuestro idioma, pero siempre alguno de los presentes le echamos una mano –espugnare, ¿cómo se dice en castellano?; en castellano decimos inexpugnable, pero no utilizamos habitualmente expugnar para referirnos a la toma de una ciudad, contestará un colega–. Entramos en materia. ¿Cómo lo hacemos?, pregunta Manfredi. Rosa le comenta: empezamos con una pregunta cada uno, os presentáis también y luego hacemos otra ronda. Bien, bien, Manfredi se quita la cazadora y dispara sobre el primer contertulio; a mi derecha.
Hola, soy Pepito de Tal Lugar, tu novela está protagonizada por Odiseo. ¿Qué más se puede añadir? Manfredi responde con calma. No se limita a contestar lo que se le pregunta sin más; sus respuestas tienen ese punto de divagación que no pierde el hilo en ningún momento, pero que tienen ese jugo (y esa sensación de haber sido utilizadas antes) que dan vida al acto. No importa que sólo con dos preguntas hayan pasado veinte minutos. Manfredi responde: pues mi novela –mis dos novelas– son la historia de Odiseo, su vida. Para ello he realizado una investigación del ciclo troyano, de lo que se ha conservado además de la Ilíada y la Odisea. Mi intención era… y comienza a explayarse. Recrear el cuadro completo, comenzar por el último viaje de Odiseo y, por tanto, situar la novela como un amplísimo flashback, usar un estilo arcaizante –no cree en la modernización de los clásicos–, restaurar el personaje más que reseguir la fuente homérica… comenta aspectos de por qué una novela sobre Odiseo, por qué Odiseo, por qué ahora.
Me sumo a la rueda de prensa alternativa: Hola, soy Juanito de Hislibris (saco pecho). ¿Cómo has intercalado el elemento mitológico en la novela? Es más, ¿has tenido en cuenta la mitología como parte de la narración o has primado un estilo realista? No hay mitología, sino épica, responde raudo. Es el héroe, en primera persona, quien cuenta su historia, por tanto lo que se narra es antes de que los poetas y los rapsodas relaten sus peripecias e inserten las leyendas, la mitología, los dioses, las sirenas, el cíclope, los lestrigones, Escila y Caribdis… Me la juego y contrapregunto: entonces, en vez del proceso habitual del mythos al lógos que sería la creación de los poemas homéricos, la literatura (va por ti, jefe), tu novela es justo lo contrario… Responde enarcando las cejas levemente y cuenta que el mito es como un muro de niebla que surge en la navegación de Odiseo por los mares. Un muro que separa la dimensión real, lo que es real, de esa dimensión o realidad virtual o aquello que es el mito, la leyenda. A veces, dice, me imaginaba al pequeño Odiseo preguntándole a su padre por los dioses, los monstruos marinos, los mitos… y Laertes le respondía (y habla en italiano), dorme, chicco, dorme… y con una sonrisa en los labios salta a otra cuestión. Es como en Matrix, dice, cuando Morfeo dice ¿qué es real? Your mind nade it real, se responde a sí mismo. Y es como el mito podemos verlo, algo virtual, algo que no es real… pero que también lo es (respuesta algo ensayada, pues ya la dijo en la entrevista-artículo que le hizo Jaconto Antón en El País unos días antes).
Tercera pregunta. Odiseo, este Odiseo… ¿qué hay de creación en este Odiseo tuyo?, preguntan a mi izquierda. Manfredi responde que es labor del escritor presentar algo nuevo, original. Por ello emplea un estilo arcaizante en la manera de expresarse (aprovecha para comentar que ha hojeado la traducción y que la da por buena, a fin de cuentas, añade, italiano y español son lenguas parecidas). ¿Cómo construir ese estilo arcaizante? Apunto: mediante el artificio de utilizar una lengua que tiene una pátina que recuerda a la lengua de Homero. Algo que mantiene el vínculo con el poema, pero que es personal y propio del escritor. Considero que la didascalia mata la emoción, remata: el escritor debe crear una narración que crece y crece hasta llegar al clímax. Mi labor como escritor es narrar la emoción de la aventura, pues en una aventura me he embarcado y así debo transmitírsela al lector. Añadirá más adelante que Odiseo es un héroe épico. En cambio, matiza, Alejandro –el creador de Occidente, enunciará–, fue un personaje moderno, alguien que pudo ser un soberano ecuménico pero que era moderno: consciente de su imagen pública, de su geopolítica. Odiseo es la épica: su historia ha sido creada por una sucesión de cantores y poetas.
Una pregunta más tercia sobre las interpretaciones de Odiseo a lo largo de la historia y cuál es su opinión al respecto. Manfredi es palmario: la manipulación del personaje se debe en muchos casos a motivos políticos o geopolíticos. El canto épico, que refiere la cultura y la mentalidad, no debe ser alterado, Yo tengo un enorme respeto por el canto épico, señala, y destaca que su labor, como escritor, es recrear una continuidad, construir una carretera en la que situar los acontecimientos para que el lector los pueda comprender en su globalidad. Pero lo que el autor escribe, matiza, debe ser algo diferente; diferente pero que comunique la misma emoción de los poemas homéricos, de modo que los personajes sean lo más parecidos a los originales, que sean reconocibles. El autor, remarca, debe metabolizar (sic.) completamente el texto original y controlar su (nueva) plasmación por escrito. Hay que comprender la técnica del canto oral, concluye al respecto, debe conocer los pliegos de los versos.
A estas alturas ya casi ha pasado una hora y apenas hemos terminado la primera ronda de preguntas. ¿Sabremos algo más de lo que hay tras el final de la Odisea?, pregunta el último de los compañeros. Aquí Manfredi anticipa algunos sucesos que veremos en la segunda parte de este díptico novelesco. Pensad, dice, en la situación que hay en los últimos cantos del poema homérico. Odiseo debe tomar su propia casa, él mismo se ha convertido en su particular caballo de Troya en su propia ciudad. Y sin embargo debe perdonar a su pueblo, tras la masacre de los pretendientes. ¿Cómo podrá mirar a los ojos de su pueblo, de aquellos cuyos hijos murieron en la expedición troyana o a su regreso, o ahora en el enfrentamiento con los pretendientes? Atenea impuso su paz y hubo un acuerdo de que no habría más venganzas; se cierra el círculo que comenzara con una venganza y no habrá más sangre. Y por mi cabeza pasa ese momento que recoge Jenofonte en las Helénicas y que Nicole Loraux comentó largamente en su ensayo La guerra civil de Atenas (Akal): cuando los dos bandos en Atenas, tras el sangriento período de los Treinta Tiranos, decidieron olvidar las afrentas, la sangre derramada, y hacer tabula rasa: el pasado es pasado, comienza una nueva etapa, no más venganza, no más sangre… ¿Qué leeremos en esa parte final de la segunda novela? Tardaremos un año en saberlo en la traducción castellana…
Pero no me dejo llevar por la divagación, que aunque ya son pasadas las ocho comienza una segunda y breve ronda de preguntas. ¿Qué mayor reto tuvo al enfrentarse con un texto tan canónico como la Odisea?, preguntan a mi sinistra: la dificultad, responde Manfredi, estaba en que un setenta por ciento de lo que es materia prima de mi relato procede de la Odisea; no tenemos otras referencias, como en el caso de la primera novela, en la que hay más relatos además de la Ilíada. ¿Qué opina de la relación entre la historia académica y la literatura histórica?, oigo por mi destra. No responde directamente: no me gusta la historia novelizada, afirma. Yo prefiero a los autores creativos, pues el escritor debe ser original. De eso trata la literatura, de la emoción. La historia es el intento de crear una memoria común y una identidad. Remarca la importancia de esta idea: a partir de unas pruebas y unas fuentes, crear una memoria común de toda la humanidad. La literatura, en cambio, responde a la exigencia de soñar, de hacer soñar al lector, de que pueda imaginar, que el corazón lata más deprisa en función de lo que está leyendo. También añade: de todos modos, todas las novelas son históricas, son un reflejo del momento en el que fueron creadas.
Se acaba el tiempo pero aún me da tiempo de lanzar una pregunta rápida: de sus novelas, ¿cuál es la que le ha dejado más satisfecho? ¿Y cuál menos, si hay alguna? Me mira con una sonrisa en los labios: cada novela es una aventura nueva. Una vida nueva, con nuevos compañeros de navegación, un barco nuevo, una aventura nueva. No podría decir cuál le ha satisfecho más una vez escrita: todas son hijas suyas, a todas las quiere. Alexandros me cambió la vida, admite, pues vendí más ejemplares y se tradujo a treinta y nueve idiomas (cabe suponer, no lo dice, que ganó mucho más dinero). Pero no podría decir cuál de mis novelas es mejor. El último escrito es el que siempre le parece mejor… hasta que vuelva a embarcarse en otra aventura.
Cerramos el acto, hora de firmar libros, a lo que se presta gustoso. Ya es noche cerrada en Barcelona, me despido de Rosa Samper, mientras Valerio Massimo Manfredi, intercambio unas cuantas palabras con Carlos Gonzalo. Bajo de la octava planta, de los campos elíseos en los que durante una hora y media hemos estado con un escritor cercano, abierto, lleno de respuestas a preguntas de quienes somos, ante todo, lectores. En la calle, Barcelona sigue a su ritmo; tengo la sensación de que la ciudad no ha sido consciente de que, más arriba, rivalizando con las nubes, un escritor y unos cuantos lectores hablaron acerca de Odiseo. Acerca de mucho más que otra novela histórica. E Hislibris Estuvo Allí.
Extras:
ficha del libro en megustaleer.
primer capítulo de Odiseo. El juramento.
Jugosa entrevista… Ya veremos que tal el libro, pero parece que espectación hay…
Me pregunto si alguno de los asistentes sería Gustavo, El Reportero Más Dicharachero. Gran reportaje y buenas preguntas, especialmente la mía. ;·)
El libro será leído próximamente, pues un alma caritativa tuvo a bien regalarme un ejemplar dedicado. Y comprobaremos si Manfredi sigue siendo Massimo.
«Jaconto» (Jacinto), «nade» (made), «mientras Valerio Massimo Manfredi» (firmaba ejemplares del libro)… disculpad a este descuidado «reportero». Entre el Word que hace las suyas y que revisas y alguna errata se escapa… menuda faena. La charla estuvo muy bien. Voy por la mitad de la novela y, ya impregnado de ese estilo arcaizante, empiezo a quedar seducido…
Seducido Farsalia?… Por Manfredi… Interesante. :-P
No es novela de capa y espada, advierto…
Ah, pues si no salen mosqueteros yo paso…
Y hay que esperar a la página 260 para el desembarco en las playas de Ilión… y llega la épica; épica homérica, desde luego…
mmm. Me tientas, me tientas. Bueno, no sería yo Nausícaa si dejara pasar una novela sobre el héroe de mi infancia. Esta cae seguro.
Estupenda crónica de la entrevista, Far. Es un placer leerte. Y gracias por hacerle mi pregunta, teniendo solo dos para hacerle. Su respuesta ha despertado mi curiosidad.
A ver si lo llevan pronto a la biblio, que le tengo ganas. ;-)
Parece un tipo majo. Si a Farsalia le está gustando debe ser de sus mejores novelas, y es que Manfredi es capaz de lo mejor y de lo peor. La tengo por el cumple así que me alegro de que cuente con el sello de aprobación gatuna.
Ojo, que aún no lo he terminado… Cavilius y servidor hemos convenido que TÚ escribirás la reseña. :-P
Apyo la moción, sin duda.
Ya os vale. Os aviso que la tengo virtualmente, una pareja de amigos me han dicho: «no te compres el último de Manfredi que es nuestro regalo de cumple», aun tengo que verlos para que me lo den. :D
Aun así no me importará reseñarlo pero fijo que Farsalia lo hace mejor y antes. ;)
Excelente cobertura y estupendo artículo.
Y por cierto la portada del libro está muy bien. Muy evocadora ;-)
Pero Vorimir, lo de que lo reseñes tú no ha sido una decisión tomada unilateralmente sino de manera bilateral: lo hemos consensuado entre farsalia y yo, y además por testigo teníamos a otro hislibreño insigne.
Prometo algún comentario cuando lo lea, que con suerte será ¿antes de que acabe el año?
Me ha gustado mucho el relato del encuentro, Farsalia. A ver si ahora la reseña favorece la obra y le doy una oportunidad a este Odiseo.
Thanks! Novela leída y reseñada en mi blog.
El libro de manfredi es una maravilla,épica,poesía,nostalgia….eso si José Javier Esparza me produce muchísimo más pánico que Aquiles,Héctor o El Gran Ájax ( y que conste que no lo digo por el parche).
Saludos y leer Odiseo (no os arrepentiréis).
Soy declarado «fan» de algunas de las obras de Manfredi como La conjura de las reinas (que narra el regreso, nostos, de Diomedes), Talos de Esparta o El ejército perdido (estupenda recreación de la Anábasis). Es realmente difícil escribir sobre Odiseo y que suene a «nuevo», pero Manfredi lo consigue, sobre todo en la parte de esta novela que narra los hechos anteriores a la guerra de Troya. El comienzo atrapa y el relato narrado en primera persona por el propio Odiseo resulta de un aliento épico combinado con la lírica. La infancia y juventud del héroe dan margen para la imaginación plausible, y Manfredi, desde mi punto de vista, consigue sorprender incluso a un lector que ya conoce la historia. El tono «realista», en el que entra también lo sobrenatural en una suerte de «realismo mágico clásico», es la marca del autor que recuerda a La conjura de las reinas y a Talos de Esparta (sobre todo en las evocaciones al lobo). Menos atractiva me pareció la parte de la guerra de Troya, más pegada en su desarrollo a las fuentes clásicas más comunes. Aunque esa parte tiene algunas sorpresas puntuales, es muy difícil comprimir el ciclo troyano en tan pocas páginas y resultar original. No obstante, el libro en su conjunto engancha y es un excelente punto de partida para iniciarse en la compleja historia del itacense. Lástima que haya que esperar un año para leer la traducción española de la segunda parte, porque es intrigante ver cómo resolverá el resto de la Odisea.
Lo tendré para Reyes Magos. Seguro.
Con todos mis respetos. No recuerdo haber leído un leído de Manfredi que merezca la pena. Sus personajes son arquetípicos (el bueno muy bueno y el malo peor que malo) y planos. Los diálogos escasamente trabajados y su estilo narrativo penoso. Le salva, de vez en cuando, los giros argumentales que da en algunos libros, no todos. Para mí es un perfecto ejemplo de la vulgarización de la novela histórica, por mucho que venda libros como rosquillas. Hace mucho tiempo que dejó de formar parte de mi biblioteca